Estimado Terapeuta,
Hace aproximadamente un año, mi esposa dio a luz a un niño muerto. Fue devastador para los dos, pero creo que he superado mi enojo y decepción, y he decidido concentrarme en nuestros hijos vivos. Mi esposa, por el contrario, sigue estando completamente desolada. Habla continuamente de lo que ocurrió, y todavía la veo llorando. Por fin pude convencerla para iniciar la terapia hace un mes. Ella dice que es útil, pero todavía siente celos de las mujeres con embarazos y bebés saludables. Su terapeuta y yo hemos tratado de decirle que ella no está sola, y sería bueno para ella conocer a otras personas que han pasado por experiencias similares, pero ella no se decide a ir. ¿Tiene alguna idea?
Marido Preocupado
Querido Marido Preocupado,
¡Qué historia tan desgarradora! Me apena mucho oír hablar de la terrible experiencia de su familia. Puedo ver lo difícil que es para usted hacer que su esposa trate de procesar lo que ha sucedido. Debe saber que estos sentimientos son normales y parte del proceso de curación. Es excelente que su esposa accedió a ir por asesoramiento individual, este paso puede a menudo ser el más difícil. Confío en que su terapeuta vigilará su depresión y asegurará a ambos que sus sentimientos están dentro del rango normal. Si el terapeuta se preocupa, él/ella debe dirigir a su esposa a un psiquiatra competente, que pueda recetar medicamentos.
Dado que su principal pregunta es sobre un grupo de apoyo, voy a tomar el resto de la carta para centrarme en los beneficios de unirse a uno. Los grupos de apoyo son una herramienta maravillosa para la gente ansiosa de conexiones sociales. Al procesar sus sentimientos en un ambiente de grupo, disminuirá su ansiedad mientras que tendrá el apoyo de otros al actuar a través de ellos.
No es raro que las mujeres se sientan aisladas después de un trauma. Puede ser abrumador para su esposa, que se siente como si ella fuera la única mujer que ha pasado por tal tragedia. El reunirse con otros calmará su alma, ya no se sentirá sola ante este desafío. Además, escuchar las historias de los demás le ayudará a ver que es un proceso que la gente tiene que pasar cuando experimentan una pérdida. Escuchar a los demás puede ponerla de forma inesperada en posición de consolar a otros. Al ser puesta en el papel de consoladora, puede impregnarse de renovada fuerza interior.
Me gustaría contarle acerca de una cliente mía llamada Janie. Janie inesperadamente dio a luz a un bebé a las 25 semanas. Su hijo vivió durante tres semanas en la UCIN antes de morir. Para Janie esto fue tremendamente duro, y se sentía demasiado sola y muy deprimida. Ella tenía problemas médicos a causa del parto, así que estaba constantemente en la oficina de su ginecólogo para aclarar las cuestiones que seguían acosándola. Un día en la oficina, se dio cuenta de que la mujer a su lado estaba, obviamente, embarazada, y había unos cuantos niños pequeños amontonados a su alrededor. Supuso, basándose en su estimación de las edades de los niños, que esta mujer no tenía problemas de embarazo, que tenía bebés cada vez que ella quería, sin sufrimiento. Janie comenzó a deprimirse más.
Entró una joven madre empujando un cochecito. Janie echó un vistazo al bebé, pensó que el bebé tenía 18 meses de edad. Janie llegó a la conclusión de que esta mujer tenía que venir a una visita prenatal temprana. Janie pensó que la joven madre nunca sabría del dolor experimentado por Janie. Esta joven madre comenzó a conversar con Janie, y de forma inesperada Janie reveló que ella estaba superando un problema médico, y que el médico había sido muy útil.
La joven madre le preguntó sobre el tema y Janie contó su triste historia. La joven madre quedo boquiabierta y reveló que ella también estaba allí para un chequeo después del parto tras perder un bebé en la semana 25. E, increíblemente, la mujer embarazada ubicada a la derecha, que había escuchado la conversación, contó que ella también perdió un embarazo en la semana 25 del año anterior. A Janie el corazón le dolía por estas mujeres, pero se dio cuenta de que Di-s le enviaba un mensaje que, no, no estaba sola. Encontrar a otras mujeres ayudó a Janie a comenzar el lento proceso de salir de su caparazón, llegar a los demás y recuperar su vida.
Como su marido, lo aliento a llegar a ella y ayudarla. Busque un grupo de apoyo para parejas, de modo que puedan entender mejor uno al otro. Al unirse, ella será capaz de sacar fuerzas de usted y salir de esta tragedia, pero no olvidar.
Le deseo suerte, y quiero que sepa que su mujer tiene suerte de tener un marido cariñoso.
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