Hay una enseñanza radical del Baal Shem Tov, que también puede ser el más tradicional: El creía en un Di-s que está aquí ahora.
En las volteretas de una hoja al caer de un árbol solitario, en el soplo de una brisa repentina en un día de verano, en cada cosa que podía ser vista o cada sonido que se oía, el Baal Shem Tov percibe el Infinito, el Incognoscible. "Divinidad es todo", decía, "y todo es Divinidad."
Muchas de las mentes eruditas de su tiempo encontraron la noción absurda. Que Di-s se preocupaba por las obras justas de los que Le temían y hacían Su voluntad, ellos lo entendían. Que Él se puede encontrar en la sinagoga y la sala de estudio, sí, esto era cierto. Pero ¿por qué en la tierra un grande y poderoso Di-s se ocuparía por los detalles mundanos de la vida del sabio, y ni que hablar de una persona simple, y quién podría hablar de una hoja caída en un bosque abandonado?
Di-s sabe todo, esto no se discute. Él crea todas las cosas y los sostiene continuamente, eso también fue aceptado. Pero debe hacerlo de lejos, dijeron, y así también, Su providencia es de lejos. Porque Él es el Or Ein Sof, la Luz Infinita, incluso trascendente de los reinos más espirituales. Ponerlo dentro de la propia creación, dentro de una actividad mundana, es equipararLo con la finitud de Su propia creación.
Y, sin embargo, el Baal Shem Tov tenía los textos sagrados de su lado. Tales como los salmos de David: "Él cubre el cielo de nubes, prepara la lluvia para la tierra, hace brotar hierba en las montañas. Él proporciona al animal su alimento, a los polluelos del cuervos aquello por lo que lloran".
O declaraciones claras del Talmud, tales como: "Rabí Iojanán, al ver un pelícano recitaba el versículo, '¡tus juicios están por encima de las grandes profundidades!'"("Pues Tú has preparado un pelícano para llevar a cabo Tu juicio sobre los peces del mar, para matar a los que están destinados a morir"-Rashi)
O bien, tan explícito como podría ser, del profeta Isaías: "Di-s dice: ¿No lleno Yo los cielos y la tierra?"
En verdad, el Baal Shem Tov no denigraba a Di-s, sino todo lo contrario, él Lo elevaba más allá de nuestros mezquinos antropomorfismos. Nosotros, los seres humanos somos definidos por aquello en lo que nos investimos. Comprometidos en las pequeñas cosas, nos convertimos en poco; dedicados a cosas mayores, nos convertimos en grandes. Reflexionamos sobre las matemáticas y somos matemáticos, dennos un jardín para supervisar, y ahora somos jardineros.
Pero El que es infinito en el sentido más absoluto, es capaz de trascender todos los límites, incluso los de la trascendencia misma. Él puede ser encontrado dentro de los movimientos finamente medidos de la hierba cuando sopla el viento, en el grito del polluelo de cuervo hambriento, en la repentina inmersión y captura del pelícano, dentro del caótico golpeteo de la lluvia sobre un techo, incluso dentro de la libre elección de los seres humanos —y, sin embargo, siguen siendo completamente trascendente y sin definir por cualquiera de estos, el Infinito pulsante en un mundo finito.
"Comprende todo" dice el Zohar, "pero no lo comprende a Él". El Baal Shem Tov elabora: "Él comprende la naturaleza de cada cosa, sin embargo, nada abarca y define a Él"
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