Una gran empresa llega a su exitosa conclusión en la Parashá Pekudei. El Santuario es completado por Moisés y los Hijos de Israel.
Este hermoso prototipo del Templo fue construido por todos. El artista líder, artesano y arquitecto fue Betzalel, pero todos los demás ayudaron. La Torá menciona a los hombres y las mujeres, con especial énfasis en la habilidad y arte de las mujeres; los Sabios agregan que también los niños tomaron parte.
Veamos esto con los ojos de cada individuo. Cada persona sintió que por el hecho de que él o ella estaban tomando parte en la construcción del Santuario, cualquiera que haya sido su contribución individual, toda la estructura fue construida. Es verdad que sin los otros cientos de miles de personas que tomaron parte, el Santuario no habría sido completado. No obstante, cada persona sintió que había tenido éxito en convertir en realidad el Santuario todo.
Los Sabios nos dicen que al final del trabajo, Moisés dio una bendición: “Que Di-s nos conceda que Su Divina Presencia more en la obra de sus manos”. El Santuario es llamado “la obra de sus manos”, aplicado a toda la nación colectivamente y también a cada persona individualmente.
¿Cómo toma un individuo esta sensación de logro, no sólo en la pequeña parte que ha creado, sino en el todo? El Lubavitcher Rebe sugiere: Cuando la participación de uno es al máximo de la propia capacidad para cumplir con las expectativas Divinas. Deben hacer lo máximo, no importa si es mucho o poco, entonces justificadamente podrán sentir que toda la estructura sagrada es el producto de sus esfuerzos.
Esta idea acerca del papel del individuo se aplica no sólo a la construcción del Santuario hace miles de años, sino a todos los emprendimientos colectivos de hoy como pueblo judío. Hay grandes tareas que nos enfrentan. No sólo necesitamos “preservar” el judaísmo; nosotros, el pueblo judío, actuando unido, debemos traernos y traer al mundo a la próxima etapa de la historia.
Esta es una tarea que nos involucra a todos. Sin embargo, siguiendo la lógica aplicada al Santuario, si cada uno de nosotros da “todo”, cada uno puede sentir que la tarea total es nuestro logro particular e individual. ¡Está en nuestras manos!
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