Muchos psicólogos y consejeros tienden a hacer promesas demasiado optimistas sobre el poder de la comunicación para resolver los problemas. Estimulan a la gente a “compartir sus sentimientos” y “conversarlo hasta que se resuelva el problema”. Sin embargo este consejo puede ser desastroso. No todos valoran la honestidad emocional. No todos tienen tiempo para escuchar. Y mucha gente usará su información personal en contra suya.
La realidad es que no todo el mundo es capaz de “oír” y sentir empatía. De hecho, la empatía es una cualidad rara, que depende del tipo de personalidad de uno. (Vea mi libro, Awareness, por más sobre tipos de personalidad definidos).
De acuerdo al sistema de personalidad de Myers-Briggs (vea “Please Understand Me” de Keirsey) la gente es o dominantemente Pensante o dominantemente Emocional. Los del tipo Pensante (60% de los hombres y 40% de las mujeres) tienen poco interés en el mundo de los sentimientos. No sienten necesidad de compartir sentimientos personales y se irritan y aburren con aquellos que lo hacen. Frecuentemente ni siquiera saben lo que sienten y no les interesa. Están concentrados en funcionar, no en sentir. De hecho, se sienten más poderosos y bajo control cuando no exponen sus sentimientos. En cambio, los del tipo Emocional (60% mujeres y 40% hombres) se interesan por sus sentimientos y se angustian si no pueden compartirlos. Cuando estos dos tipos se juntan, es probable que haya mucha frustración mutua, porque cada uno tiene demandas que el otro no puede satisfacer.
Además, aquellos que sufren de diversos desórdenes, como el autismo, encuentran muy difícil entender o valorar los sentimientos de otros. Pueden pensar que una persona triste está enojada o que una persona enojada está feliz. Luego están aquellos que están tan absortos en sus propios sentimientos fuertes que no tienen lugar para las emociones de otro. Otros pueden sufrir de Trastorno Obsesivocompulsivo, ansiedad, depresión o desórdenes de furia. Compartir sentimientos con cualquiera de estos tipos muy probablemente termine con frustración.
Sin sentimientos, no habría amor, música, arte, poesía o plegaria con sentido. Pero permitir que nuestros sentimientos nos gobiernen es como darle las llaves del auto a un niño de tres años. Aprenda a no expresar emociones y cuándo se requiere modestia emocional. Es aconsejable inhibir la expresión de emociones en las siguientes situaciones:
- Cuando compartir va a agobiar a otros. Es “inmodesto” compartir sentimientos fuertes de sufrimiento, miedo o furia, especialmente alrededor de niños, quienes necesitan ver a los adultos como una fuente de seguridad y fortaleza. Exponer esos sentimientos es tan inmodesto como exponer partes del cuerpo que deberían estar tapadas si la otra persona es incapaz de recibir su dolor con empatía y compasión.
- Cuando compartir va a exacerbar la tristeza y la desesperación. Quejarse de los problemas puede ayudar a la gente a sentirse mejor durante unos quince minutos. Después de eso del “co-rumiado” en la que ambas partes se quejan, bajará el estado de ánimo, especialmente si el problema no tiene solución. A menos que haya una crisis real, que demande un amigo con verdadera empatía, es mejor limitarse a quince minutos para no caer en la amargura. Luego continúe con palabras reconfortantes de fe y confianza en D-os.
- Cuando uno se excede al compartir y se extiende demasiado. Esto sucede frecuentemente con personas que sufren Trastorno Limite de Personalidad. Una vez que tienen su atención, pueden seguir y seguir, descargando su furia con usted durante horas por pecados reales o imaginarios cometidos contra ellos.
- Cuando compartir va a llevar a que otros piensen que usted es inmaduro, estúpido, inestable o melodramático. Esta es la forma en que muchos del tipo Pensante ven a los Emocionales. Entonces dirán “Eres muy sensible. Sólo estás sintiendo lástima por ti mismo. Supéralo. Endurécete.” En su presencia actúe con confianza y lleno de fe, aunque esté sólo actuando.
- Cuando compartir implica humillar y avergonzar a otros. De acuerdo a las leyes de amonestación, uno puede compartir sus opiniones sólo si lo hace: en forma calma y cariñosa, en voz baja, en privado y con respecto a un rasgo que la otra persona es capaz de cambiar. No tiene sentido decirle a alguien que es desorganizado, antipático, pasivo, muy sensible, gritón, etc. si la persona no es capaz, o no tiene interés, de cambiar esos rasgos.
- Cuando compartir va a hacer que otros usen la información en contra suya. Mucha gente es despedida del trabajo porque comparten dolores personales, tanto sean físicos o psicológicos. Si le dice a cierta gente cuán irritado está con su comportamiento, ellos harán lo que sea para irritarlo aun más.
Así que, cuando esté tratando con un consejero bien intencionado, que lo incentive a compartir sus sentimientos, tome el consejo con cautela. Algunos tipos de personalidad tienen una gran fe en el poder de la comunicación. Tenga cuidado con ese tipo de pacifistas. No tomarán sus sentimientos en serio. Ellos creen que todos los problemas se pueden resolver con suficiente buena voluntad y con negociaciones. Lo instarán a “perdonar y olvidar” como si el dolor pasado pudiera limpiarse rápidamente con un ramo de flores o una comida en un restaurante elegante. Como les falta profundidad psicológica, su comprensión del problema es superficial.
Del lado positivo, esto les permite ser grandes mediadores, ya que se mantienen calmos y optimistas sin importar cuán molestos estén los otros. Se ocuparán de buen gusto en una maratón de “negociaciones de paz”, urgiendo a las partes a hacer resoluciones, contratos y promesas. Si las partes tienen integridad y buena voluntad, entonces esto traerá paz verdadera. Sin embargo, si hay un disturbio emocional o falta de integridad, todas las promesas se romperán tan pronto como haya la más mínima irritación.
De lado negativo, esas personalidades “pacificadoras” simplemente no creerán que existe el mal; en su lugar, asumirán que la maldad o la crueldad son anomalías temporarias que deben ser ignoradas y olvidadas tan pronto como sea posible. De hecho, frecuentemente se pondrán del lado del agresor y culparán a la víctima por no “perdonar y hacer las paces” suficientemente rápido.
Seamos realistas
Puede ser muy doloroso estar en presencia de alguien con quien uno no puede comunicarse, especialmente si la persona es exigente, hostil o indiferente, y aun más si usted está viviendo con una persona así. Puede darse la cabeza contra la pared y arrancarse los pelos de frustración. Puede gritar, amenazar y meterse en actos de venganza y violencia, pero esto no cambiará sus patrones cerebrales o nivel de sensibilidad. Como con todas las dificultades, use la situación para su crecimiento espiritual personal. Sugiero hacer los siguientes “juegos espirituales”:
1 Juegue A Ser Pez:
Practique ser un pez calmo, sin hablar, solamente nadando en las aguas de la fe y confianza en Di-s, repitiendo palabras de plegaria. Esté orgulloso de su autodisciplina.
2 Este Orgulloso De Su Modestia Emocional:
Esté orgulloso de su capacidad de darse cuenta que no siempre es apropiado exponer sus sentimientos.
3 Cuente Con Los Dedos:
Con personas no comunicativas, mantenga sus respuestas a cinco palabras o menos - los dedos de una mano, como por ejemplo “No me hace sentir cómodo”, “Ahora no puedo responder”.
4 Délo Vuelta:
Dese a usted mismo lo que sea que quiera de la otra persona que nunca tendrá, como amor incondicional, compresión, apreciación, elogio y tiempo.
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