Moisés envía doce espías (uno de cada tribu) a la Tierra de Canaán (antiguo nombre de la Tierra de Israel) para que vean cómo es la tierra y la gente que allí habita. Los espías recorren toda la tierra y cuando regresan, al cabo de cuarenta, días le dicen al pueblo que efectivamente se trata de una tierra de la que "mana leche y miel". Pero –añaden–sus habitantes son muy fuertes, y las ciudades tienen murallas inmensas como fortalezas e "incluso vimos gigantes". Y les dicen a los judíos que la tierra iba a ser muy difícil de conquistar. Si bien dos de los espías, Ioshúa y Calev, discrepan con el resto afirmando que la tierra es muy buena y que con certeza lograrán conquistarla, los judíos les creen a los que hablan mal y exclaman ante Moisés que no quieren ir allí.

Di-s se enfurece con ellos y quiere matar a todos los judíos, pero Moisés Le ruega que no lo haga, y Le recuerda que Él es un Di-s de compasión. Entonces Di-s aceptar salvar a los judíos, pero dice que dado que todos se quejaron –a excepción de Ioshúa y Calev– ninguna de estas personas entrará a la tierra, sino que todos morirán en el desierto. Luego, le dice a Moisés que gire la dirección en la que se encaminaban y que avance rumbo al desierto.

Cuando Moisés le transmite al pueblo que tendrían que pasar cuarenta años en el desierto en vez de ir a la Tierra de Israel, ellos se dan cuenta de que cometieron un terrible error y se ponen muy tristes. Algunos dicen: "Está bien, nos damos cuenta de que pecamos, ¡y estamos dispuestos a ir a la tierra!" y suben a la montaña, aprestándose a entrar a la tierra. Pero Moisés les dice que ahora es demasiado tarde y que no deben ir, porque Di-s no está con ellos y no lo lograrán. Ellos van de todos modos y sufren una terrible derrota a manos de los cananeos y los amalekitas.

Aprendemos acerca de la mitzvá de Jalá que cuando hacemos pan, una porción de ese pan debe ser para Di-s. Hoy en día, en que no tenemos el Santuario, nos cercioramos de que se queme un pedazo de la masa antes de hornear el pan.

Un hombre corta leña en Shabat y así lo profana, y entonces, es condenado a muerte.

Aprendemos acerca de la mitzvá de tzitzit, los flecos que se usan en las esquinas de la prenda de cuatro puntas. Al ver los flecos, recordamos quiénes somos y las mitzvot que Di-s nos encomendó.