El Brit Milá, o Pacto de Circuncisión, es uno de los preceptos más importantes en la vida del judío. Además de proporcionar beneficios de salud, el Brit Miláexpresa física y corporalmente el pacto que une al judío con D-os. También, el estar circunciso lo conecta con su pueblo; el no estarlo implica una desvinculación.
El Brit se realiza idealmente cuando el niño cumple ocho días. Es un evento festivo para la familia, amigos y comunidad en general, ya que es un honor y una bendición especial poder consagrar un nuevo eslabón en la cadena milenaria del pueblo judío. Es también el momento en el cual se anuncia el nombre judío del bebé, completando así la formalización de su identidad. De acuerdo a las tradiciones místicas judías, los padres tienen una especie de profecía que los habilita acertar el nombre de su hijo, ya que el nombre personal hebreo representa y canaliza la energía vital del alma.
El origen
El primero en realizarse el Brit Milá fue nuestro patriarca, Avraham. A los noventa y nueve años de edad D-os le ordenó realizar el pacto circuncidándose a sí mismo y a todos los varones de su familia y a partir de ese momento
(hace 3.725 años), a cada varón que le naciera a Abraham y a sus descendientes habría que circuncidarlo al cumplirse ocho días.
Abraham se circuncidó a si mismo y a todos los varones de su casa, incluyendo a Ishmael, quien en ese entonces tenía trece años. Al año nació su hijo Isaac y a los ocho días fue circuncidado. Desde entonces, y hasta el día de hoy, los judíos, descendientes de Isaac y de su hijo Jacob, cumplimos dicho pacto deBrit Milá, circuncidando a los hijos varones en el octavo día de su vida.
Maimónides señala que el Brit que realizamos hoy en día no es por el hecho que Abraham lo haya hecho, sino por la orden Divina que recibimos al respecto como pueblo por medio de Moshé: “Y D-os le habló a Moshé…. Una mujer que conciba y dará a luz a un varón…. Y en el octavo día se circuncidará la carne de su prepucio.” (Levítico 12:1-3). O sea, no se trata simplemente de una tradición histórica heredada de nuestros ancestros; es una orden Divina explícita hacia cada integrante del pueblo judío para toda posteridad.
El procedimiento
El que realiza el Brit, denominado Mohel, debe ser, antes que nada, un judío temeroso de D-os y escrupuloso en el cumplimiento de Sus preceptos. Es entrenado en las técnicas y los secretos de esta tradición milenaria. Además de un entrenamiento en cuanto a la parte ritual refiere, el Mohel recibe un entrenamiento riguroso en cuanto a las precauciones higiénicas y normas médicas vigentes.
Apenas nace el bebé, uno se comunica con el Mohel para que venga a revisar al bebé para asegurar que esté en condiciones como para realizarle el Brit en tiempo y forma. Hay varias consideraciones por las cuales se pospondría el Brit, como, por ejemplo, el bajo peso del bebé o el nivel alto de bilirrubina. Si el bebé nació en Shabat, el Brit se realiza el Shabat siguiente, salvo si nació por cesárea en cuyo caso se pospondría para el domingo siguiente.
La circuncisión en sí consiste en remover quirúrgicamente al prepucio y a la mucosa que cubre el glande, dejándolo al descubierto. Es un proceso ágil que lleva segundos. El dolor experimentado por el bebé, cuando la circuncisión se hace de acuerdo al método tradicional, es mínimo y la curación pos-operatoria es muy sencilla.
Luego de realizar el Brit en sí, se llena la copa de vino, se pronuncian las bendiciones correspondientes y se anuncia el nombre del bebé. Se concluye la ceremonia con una plegaria por la pronta curación tanto del bebé como de su mamá.
Hay muchos detalles a tomar en cuenta en el momento de elegir el Mohel para asegurar que se realice como D-os manda. Conviene asesorarse con un Rabino competente antes de contratarlo.
El ‘alma’ del pacto
El Brit consiste en remover una piel superficial, cuya función es nada más que producir placer, para descubrir y exponer una realidad más profunda y utilitaria. Representa, de hecho, el objetivo central del judaísmo: liberarnos de los valores superficiales preferidos por el egocentrismo y narcisismo para llegar a descubrir las verdades más profundas (aunque duela…). Este desafío está presente en todos los órdenes de la vida: personal, comunitario, nacional, internacional, espiritual, intelectual, emocional e instintivo.
Una buena pregunta
¿Qué sentido tiene hacer un pacto con un bebé? ¿No será más lógico el pacto que Ishmael realizó con D-os, voluntaria y conscientemente a los trece años?
Las enseñanzas jasídicas dan la siguiente explicación.
Las maneras en que se realizaron los pactos de Ishmael e Isaac representan la naturaleza de sus respectivos vínculos con D-os. El vínculo entre Ishmael y D-os es opcional, mientras que el vínculo entre Isaac y D-os es esencial. Es como la diferencia entre la relación que uno tiene con un amigo y el que tiene con un pariente; el primero es opcional mientras que el segundo es incondicional.
No existen cristianos ateos; son dos términos contradictorios. Pero en cuanto a judíos “ateos”, conozco unos cuantos judíos que creen que no creen en D-os y no obstante se sienten muy judíos. ¿Por qué no será una contradicción? La explicación que las enseñanzas jasídicas dan al respecto es que el judío, en su fuero más íntimo, no puede ni quiere romper esa conexión con D-os, heredada de nacimiento. La fe en D-os no es simplemente algo que tiene; es la expresión de lo que es. No hace falta esperar con el Brit hasta que sea más grande, ya que se trata de dar expresión a una condición esencial que ya tiene y no está sujeta a cambios.
Fíjate que muchos judíos que profesan no ser “religiosos” y aun así no dejan de realizarles el Brit Milá a sus hijos…
¿Por qué en el octavo día?
El número ocho representa lo supernatural, ya que el orden natural fue creado en siete días.
Dado que el pacto entre el judío y D-os trasciende lo natural y lo racional es que se realiza en el octavo día de vida.
Esto explica también por qué se realiza el pacto en el órgano reproductivo: La perpetuación del pueblo judío es algo supernatural, requiriendo a menudo un esfuerzo y compromiso supra-racionales.
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