Estaba sentado en el aeropuerto de Miami aprovechando la espera por la conexión a Montevideo para trabajar sobre el editorial para la revista Kesher de Jabad Uruguay, cuando se me acerca un hombre con unos formularios en la mano.

“Trabajo para el gobierno de los EE.UU.,” me dice, “y estamos haciendo una encuesta sobre la experiencia de los viajeros en los aeropuertos y específicamente en cuanto al proceso de las precauciones tomadas por la seguridad.

“Es anónimo. Lleva nada más que diez minutos y no es obligatorio,” concluyó.

Y “¿por qué debería hacerlo?” pregunté.

“Mire, no tiene nada que perder,” contestó.

“¡Cómo que no!” respondí. “¿Y diez minutos de vida no valen nada?”

Vivimos en un mundo lleno de distracciones. El ocio dejó de ser un medio y se ha transformado cada vez más en un fin y objetivo en sí mismo. Las vacaciones ocupan cada vez más centralidad en la vida de la gente. La gente trabaja para poder descansar en vez de descansar para poder trabajar.

Contrastemos esa cultura con la siguiente anécdota. En el año 1956 el Rebe de Lubavitch fundó el Majané (campamento veraniego) “Gan Israel”, ubicado en las montañas Catskill, en las afueras de Nueva York. Fue destinado a proveer a los chicos de un lugar sano y educativo en el cual pasar sus meses de vacaciones. A pesar de que el Rebe, desde que asumió su cargo en 1950, nunca salió de Nueva York, hizo la excepción y visitó a Gan Israel en tres ocasiones. En el último viaje, realizado en 1960, se pinchó la rueda del auto y el chofer se demoró una media hora en arreglarla. Al año, cuando fue invitado nuevamente a visitar al campamento, dijo que no tenía tiempo porque todavía no pudo recuperar esa media hora… (!)

Es notorio el respeto y aprovechamiento del Rebe para con el tiempo. No hay un segundo de más. Cada momento es una creación Divina, tiene su propósito y es irrecuperable.

¿Cómo se hace para cultivar semejante sensibilidad por el valor del tiempo viviendo en una sociedad de “mañana”, o como lo proclamara, hace poco, el Sr. Presidente de la República Oriental del Uruguay , Don José Mujica: “No nos caracterizamos por matarnos en el laburo”?

Creo que la clave está en cómo entendemos nuestro estado de ser natural. La tendencia humana es tomar la existencia como un dado. Uno no siente que debe justificar por qué vive. Vivir es natural.

Las enseñanzas jasídicas nos enseñan que el estado natural del mundo es la inexistencia. La nada. Cada instante de nuestra existencia es una creación Divina e implica un propósito. Está en uno llenarlo del máximo contenido posible.

¿Cómo se define cuál es el máximo contenido posible?

Creo que la respuesta depende de lo que uno considera lo más importante de su vida. No es lo mismo vivir con el objetivo de disfrutar de la vida al máximo que vivir con el objetivo de producir el máximo.

Hay quienes trabajan toda su vida para asegurarse una buena jubilación para poder disfrutar de sus años dorados haciendo lo que les gusta. Para ellos, la vida comienza al nacer y termina al fallecer y la consigna es disfrutar al máximo el período entre ambos puntos.

Hay otros que no se conforman con esto. Buscan permanecer en el tiempo. Uno de los comunes denominadores entre todos los seres humanos es las ganas de vivir y vivir eternamente, si fuera posible.

Si bien es imposible que el hombre viva eternamente en el plano físico, sí es posible que logre en su vida algo cuyo valor trascienda a su estadía física en la tierra y permanezca en el tiempo.

Las necesidades físicas, si bien producen placer no dejan huella. Son necesidades; no son metas. Las metas deben apuntar a mejorar al mundo de una manera verdaderamente duradera. Lo único que es verdaderamente duradero y eterno es la dimensión espiritual. Utilizar algo material para un fin espiritual lo transforma en eternamente duradero también. “Diez minutos” tienen el potencial de transformarse en algo eterno; depende cómo uno los use.

Si hubiese dedicado aquellos diez minutos a llenar un formulario innecesario, hubiese perdido la oportunidad de transformar esos diez minutos en algo de valor eterno. Estas palabras que está leyendo son el resultado de un intento de aprovechar esos diez minutos y sacar una enseñanza que tenga una relevancia eterna.