Hace poco tuve la oportunidad de conocer a uno de los más grandes portacontenedores de ZIM, que tiene capacidad de transportar unos 8.500 contenedores. Es un barco cuyo costo asciende a la suma de USD 220.000.000, la mitad de los cuales corresponde al valor del motor, el más grande del mundo.

El ingeniero de la naviera me dio un tour VIP de las instalaciones y realmente es algo imponente.

En algún momento me dice: “mirá, si te aburre, decime y no pasa nada.”

“No, no,” le dije. “Me interesa mucho…”

Luego del tour le expliqué por qué era que me interesaba tanto.

“Dígame,” le dije. “¿Por qué necesitan un motor tan grande? ¿No sería menos costoso construir un motor más chico?”

“Claro que sería más fácil y barato,” accedió, mirándome como a un ingenuo, “pero no tendría la potencia necesaria como para mover un barco tan grande.”

“Gracias por la enseñanza,” le dije.

Esa semana tuve una reunión con unos padres para hablar sobre el tema de la educación judía de sus hijos.

“¿Por qué tienen que tener nuestros hijos tanto judaísmo en su educación, si no somos religiosos?” preguntaron.

Les comenté de la visita en el portacontenedores.

“Los chicos de hoy serán los líderes de mañana,” les dije. “El objetivo de la educación judía es proveer a los chicos de una educación que los habilite a mover el ‘portacontenedores’ de la comunidad de la mejor manera posible. Para eso hace falta darles el motor más grande posible, en lugar del más chico…”

En la práctica quiere decir lo siguiente. Cuantos más puntos de contacto tiene uno con su judaísmo, tanto más fuerte será el compromiso con el mismo. No se puede comparar la fuerza de identidad judía de un chico cuyo judaísmo se expresa tres veces al año con la de uno cuyo contacto con el judaísmo es diario y variado.

La palabra Emuná, fe, está relacionada etimológicamente con la palabra Imun, o “adiestramiento”. Si bien la fe del judío es innata, su expresión depende de un adiestramiento constante. En inglés se dice: “Use it or lose it”, quiere decir “úsalo o piérdalo”. Si bien la fe nunca se pierde (meramente hay quienes creen que no creen), la facilidad a su acceso depende del adiestramiento continuo.

¿Cómo se hace para adiestrar dicha fe y conexión profunda con la identidad judía?

Además de pararse en la rotonda de Pando a la espera de un oficial “inspirado”, se puede empezar por lo siguiente:

  1. Asegurarse de dar Tzedaká cada día de semana, aunque sea una moneda.
  2. . Tener una Mezuzá kasher en las puertas de la casa
  3. Prender velas de Shabat y Festividades judías en su horario correcto
  4. Tener una letra personal en el Séfer Torá.
  5. Colocarse los Tefilin cada día de semana.
  6. Comer sólo Kasher.
  7. Estudiar algo de Torá diariamente.
  8. Tener libros judaicos en la casa, por lo menos Torá, Tehilim (Salmos) y Sidur (libro de plegarias).
  9. Cuidar las leyes de Pureza Familiar (Mikve).

Con esto ayudará a que su hijo tenga un “motor” que alcanzará para más que unas vueltas a la manzana, podrá mover al portacontenedores del judaísmo por las olas del mar el día que le toca.