Señor

Nueva York, N.Y.

Saludo y Bendición:

Por medio de la presente acuso recibo de su carta. Debo decir que me sorprendió bastante que me pidiera que expresara un juicio sobre una cuestión política.

Seguramente sabe que el movimiento Lubavitch, el cual tengo el privilegio de dirigir y liderar, no es un cuerpo político y, como una cuestión política básica, evita cualquier involucramiento. Su programa está centrado solamente en jinuj (educación), tzedaká (caridad) y la diseminación del judaísmo raigal, y similares servicios apolíticos, para la comunidad judía y la gente judía en general.

Si algún individuo, o individuos, afiliados a las actividades de Lubavitch, eligen participar dentro de su propia capacidad privada en cualquier actividad política, ése es su asunto personal y no involucra de ningún modo al movimiento Lubavitch.

Esta conducta inequívoca de Lubavitch es tan bien conocida que no hay necesidad de extenderse respecto de ella. En realidad, advierto a partir de su carta que también usted se da cuenta de ello.

Con bendición, M. Schneerson