Sin duda que ha recibido mi mensaje en respuesta a su carta del 18 de noviembre sobre el asunto de instalar una Menorá de Janucá en propiedad pública en Teaneck. Para que quede registrado, también lo repetiré aquí por escrito en forma resumida.

El asunto en general no es una idea nueva que requiera investigación con respecto a su constitucionalidad, reacción del público, etc. Todo esto ya ha sido completamente sopesado años atrás, resultando en un apoyo abrumador a la idea, y en el levantamiento de una Menorá de Janucá gigante en propiedad pública en Manhattan, en la Ciudad de Nueva York, la más grande de Estados Unidos; también en Washington, la capital de la nación; como también en Filadelfia, el lugar de nacimiento de la independencia americana. Las Menorot de Janucá están a la vista en muchas ciudades a lo largo de la Unión.

Así pues ha sido reconocido desde hace tiempo en los Estados Unidos que el levantamiento de una Menorá pública en Janucá es algo positivo debido a su mensaje universal de libertad del espíritu humano, libertad de la tiranía y la opresión, y de la victoria final del bien sobre el mal, así como “una pequeña luz disipa mucha oscuridad.” Estas aspiraciones y principios humanos fundamentales, simbolizados visiblemente por el encendido de las luces de Janucá, son seguramente compartidos por la vasta mayoría de los americanos.

De hecho, se ha recibido en forma tan entusiasta la Menorá Pública en Janucá que sus inauguraciones han sido honradas con la participación personal del presidente de los Estados Unidos en Washington, y por figuras de gobierno de la ciudad y del estado siempre que la Menorá de Janucá hizo su aparición anual.

Como abogado usted sabe, por supuesto, la fuerza del precedente, especialmente uno que ha ocurrido muchas veces, en toda corte de justicia.

Dicho sea de paso, la Menorá de Janucá ya se ha convertido en una imagen familiar dado que usualmente ha recibido buena cobertura de los medios.

Su esfuerzo personal en este sentido es sinceramente apreciado.

Con estima y bendición.

De una carta del Rebe fechada el 22 de noviembre de 1981.