Abraham el Patriarca, se destacó notoriamente con la cualidad de la benevolencia. Esta cualidad no se limitó solo a su persona, sino que a través suyo se transmitió como herencia a su descendencia. Así lo dice el texto en nuestra Parshá: "Puesto que lo reconocí con un amor especial pues ordena a sus hijos y a su casa que le sigue, que cuiden el camino de Hashem de hacer Tzedaká y justicia"
Sus descendientes tenemos la obligación de imitar sus pasos y actuar siempre con benevolencia y Tzedaká.
¡Shabat Shalom!
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