Estimados Lectores:

Mientras miro a mis hermosas mellizas de 4 meses, pienso en el amor que los padres les damos a los hijos. Guiarlos en sus primeras sonrisas, sus miedos, sus pesadillas, sus triunfos, nos unen en un lazo eterno.

Iaakov y Esav compiten por el afecto de sus padres. Es imposible para un niño criarse bien sin la aceptación del padre y el amor de la madre. Es muy difícil competir por amor.

Itzjak veía en Esav un enorme potencial y por eso quería bendecirlo, quería darle aliento para que de lo mejor de si, sabía que él podía cambiar. Rivká entendía que Iaakov era más frágil y necesitaba la bendición.

Es crucial como padres cuidarnos de no hacer diferencias entre nuestros hijos, eso los marca de por vida.

Le pido a Hashem en este mensaje que nos bendiga con la sabiduría para criar a nuestros hijos con el amor, la contención y la aceptación que necesitan.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy