El ser humano es el único animal tropieza varias veces con la misma piedra. Podemos cometer el mismo error repetidamente y hasta entrar en un círculo vicioso que a pesar que sabemos que algo nos lastima y nos hace mal no podemos soltarlo.

La Torá nos cuenta que el Faraón vio señales claras en las plagas que Di-s le envió, de todas formas se seguía rehusando liberar al pueblo de Israel.

Uno podría pensar que después de sentir en carne propia el azote de las plagas, su corazón se ablandara, pero ocurría lo contrario.

Sufrimos mucho por nuestra propia terquedad. ¿Cuántas horas pasamos rumiando bronca por algo con nos dijeron, y no lo podemos soltar? ¿Cuanta felicidad perdemos por no perdonar? ¿Cuantos años desperdiciamos por aferrarnos algún vicio?

No esperemos a que la vida nos golpee tanto para dejar de ser tercos. No imitemos al faraón y reaccionemos a las primeras señales, la inflexibilidad solo nos traerá infelicidad.


Shabat Shalom

Rabino Eli Levy