Pregunta:

Mi esposa quiere tener otro hijo. Estamos apretados financieramente, creo que es irresponsable añadir otra boca que alimentar en este momento. ¿No hay límites para el mandamiento “Sed fecundos y multiplicaos”?

Respuesta:

Usted está sugiriendo que las finanzas deben determinar el número de hijos que tenemos. Si no se lo puede permitir, no se tienen bebés. La cigüeña se acepta solamente contra reembolso. La deuda y los pañales no se mezclan. Suena razonable. Pero vamos a ver si tiene sentido.

Digamos que mi asesor financiero evalúa que puedo permitirme el lujo de tener cuatro hijos, y no más. Por lo tanto, los tenemos. Unos pocos años después, mi situación cambia drásticamente para peor, y ya no puedo pagar las cuentas para una familia de seis almas. Así que llamo a mi hijo menor y le digo: “Lo siento, hemos cometido un error de cálculo. Pensamos que podríamos pagar. Pero ya sabes cómo es impredecible el mercado en estos días. Vamos a tener que dejarte ir”.

¿Cómo se supone que medimos la cantidad de niños que podemos solventar? ¿Alguien puede predecir qué tamaño de familia podremos o no financiar en el futuro?

La familia no es un negocio. Se trata de personas y no de ganancias. Tener una gran familia significa tomar la decisión de que nuestra riqueza son nuestros hijos, y aunque no sabemos lo que depara el futuro, vamos a hacer todo lo posible para cubrir sus necesidades en todos los sentidos. Si eso significa tomar un poco menos de vacaciones o tener que comprar coches usados en lugar de nuevos, el sacrificio vale la pena.

De hecho, existen situaciones en las que la ley judía limita nuestro agente multiplicador. Si la salud emocional o física de los padres está en riesgo, o si la intensidad de su relación está en cuestión, pueden evitar tener hijos. Pero van a determinarlo junto con su mentor espiritual y su profesional de la salud, no con su contador.

He oído a menudo a la gente decir que desearía haber tenido más hijos. Nunca he oído a nadie decir que hubiera deseado tener menos. Cada nueva alma es una bendición para el mundo y una bendición para la familia. ¿Usted piensa que no puede permitirse el lujo de tener otro? Tal vez, no puede permitirse no hacerlo