La historia de la parasha de esta semana (Éxodo 1:1-6:1) comienza con la esclavitud y la amarga servidumbre de los israelitas en Egipto. A pesar de la extenuante opresión, las penurias y la humillación, el pueblo judío se forjaría en el horno ardiente del exilio.

A las mujeres judías, en particular, se les da mucho del crédito por nuestra eventual salvación, "En el mérito de las mujeres justas de esa generación Israel fue redimido de Egipto." (Talmud Sota 11b). La contribución más importante de las mujeres de entonces fue que estuvieron preparadas a traer hijos al mundo a pesar de las condiciones de vida casi imposibles. Es más, eran ellas las que alentaban a sus maridos a incrementar sus familias durante su esclavitud. El Talmud cuenta cómo las mujeres reconfortaban a sus maridos en el campo, atrayéndolos y facilitándoles la intimidad. Por medio de su dedicación nació una generación.

¿Y hoy? No hay esclavitud y hay poco sufrimiento en nuestras vidas. Nuestra mayor adversidad es pagar la hipoteca, las cuotas de colegios, y arreglar la transmisión del segundo auto. Aun aquellos entre nosotros que deben esforzarse financieramente viven mucho más confortablemente que cualquiera de nuestros antepasados. Pero hemos sido condicionados por un sistema de valores social y la manipulación de los medios a que cualquiera que tenga más de tres hijos es absolutamente primitivo.

Todos saben que el primer mandamiento de la Biblia es ser fructíferos y multiplicarse y a todos nosotros se nos llama a construir y poblar el mundo. Pero el argumento es que esto solo se aplicaba en el comienzo cuando estaban Adán y Eva y unos pocos otros, pero hoy sufrimos de sobrepoblación, hambre y pobreza. Bueno, todo el mundo sabe que la sobrepoblación no es un problema en los países y comunidades pudientes. Y también sabemos que el hambre se podría aliviar si hubiera un programa de distribución global equitativo de la comida. Tener otro hijo en California no va a causar hambre en Bangladesh.

Ciertamente desde una perspectiva judía, los judíos estamos demasiado despoblados. Todavía no hemos reemplazado al tercio de nuestra nación que fue aniquilada en el Holocausto. A esta altura deberíamos ser mucho más numerosos. Seguro, nos estamos reduciendo por la asimilación, pero. también porque estamos teniendo familias más pequeñas. Los judíos parecen tomarse la regla de dos por familia más seriamente que muchos.

Y también está Israel. Seamos realistas: un factor que exacerba nuestras dificultades en el Medio Oriente es que los palestinos tienen más hijos que los israelíes. Si cada familia israelí tuviera un hijo más, no estaríamos tan dependientes de la Alia numerosa de alrededor del mundo.

¿No es costoso tener una familia grande? Sin dudas, más bocas que alimentar, vestir y educar significa un presupuesto familiar más grande. Pero es también una cuestión de prioridades, asignaciones y elecciones. Un vehículo familiar en vez de un auto de lujo es solo uno de los ejemplos de cómo se manejan las familias grandes. Pero al fin de cuentas, confiamos en D-os y creemos realmente que con cada nuevo hijo viene una nueva bendición de sustento de Hashem para ayudarnos a criar a ese niño.

A lo largo de los años, en muchas ocasiones. he escuchado a mujeres que pasaron la menopausia decir que hubieran deseado tener más hijos. Cuantas actrices famosas han estado ocupadas con sus carreras y cuando finalmente estuvieron prontas para formar una familia, no les fue fácil. Sus propios relojes biológicos se agotaron mientras desempeñaban las vidas de otras personas en la pantalla.

Mi esposa y yo, gracias a D-os, hemos sido bendecidos con una familia grande. A lo largo de los años hemos recibido muchas bromas y comentarios peyorativos. Con incredulidad y sorpresa la gente le pregunta a mi esposa ¿cuántos hijos tiene? ¿su respuesta habitual? Uno de cada uno. Puedo comprender al rabino que se cansó de malas miradas a sus hijos. Algunos sabelotodo lo desafiaban con preguntas como ¿cuándo va a parar? ¿su respuesta? ¡Cuando llegue a seis millones! Fin de la discusión.

Así que si se siente lista, decídase. Si quiere traerse muchas bendiciones hermosas (sin mencionar a nietos) por muchos años, tenga otro hijo. No se intimide por las convenciones, los cínicos o su suegra. Planee una familia más grande. La convertirá en una gran persona, y le dará muchas satisfacciones y najes para toda la vida.

Nuestras abuelas en Egipto fueron heroínas. Su fe construyó una nación. Hagamos. nuestra parte y con el favor de D-os, nosotros también, seremos redimidos.