Las dos condiciones para que una animal sea kosher son:

Pezuñas partidas y ser rumiante. Las dos tienen un mensaje similar.

La hendidura de las pezuñas deja una luz cuando el animal entra en contacto con el suelo, cuando toca la tierra. Del mismo modo nuestro contacto con la materia, con el trabajo y con lo físico siempre debe permitir un poco de luz.

Así también cuando el rumiante ingiere algo lo procesa por diferentes estómagos hasta que lo termina por absorber.

Nuestra relación con lo material debe ser fluida pero marcando las distancias.

Una dieta kosher es una declaración de principios.

“No todo lo que veo puedo, no todo lo que me da placer debo tomar, mi alimento y mi mundo físico también deben ser imbuidos de espiritualidad.”

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy