Elul es el ultimo mes del año. Tiempo propicio para las buenas resoluciones y mejorar las cosas que no han sido perfectas. Los Sabios nos dicen que durante este mes tenemos un poder espiritual especial para ayudarnos a cambiar y mejorar. De hecho, tenemos una cercanía especial con D-os. Esto es expresado por una imagen intrigante: la del Rey en el campo.

El Rey es, por supuesto, D-os. Un rey humano es usualmente casi inaccesible. Muchos niveles de protocolo rigen y controlan a los solicitantes potenciales que piden una audiencia. Una excepción a esto es cuando el Rey deja su palacio y sale a caminar. Algunas veces el Rey sale de la ciudad y va con su séquito al campo, encontrándose con los campesinos en los campos.

En este momento prevalece una atmósfera de jovialidad y de informalidad. El Rey está de buen humor. Su cara sonriente y brillante es mostrada a todos. Sin las limitaciones del protocolo, la pompa y la circunstancia, el “hombre de la calle” ordinario puede acudir a saludar al Rey. Al volver a la capital todos, la gente del campo y la de la ciudad, acompañan al Rey de vuelta a su palacio.

Los Sabios nos dicen que éste es el estado de ánimo del mes de Elul. En este momento, D-os es como el Rey en el campo. Durante el resto del año, una persona siempre puede hablar con D-os. Sin embargo, en el mes de Elul, hay una sensación aún mayor de contacto. En este momento, D-os es especialmente accesible para todos. Los Sabios nos dicen que en este tiempo del año, es más fácil sentir el compromiso con el Judaísmo, dar ese pequeño paso que previamente parecía tan duro.

Es ciertamente una oportunidad enviada del cielo. El Rey está aquí. Está disponible. Únicamente está esperando a que nosotros demos el primer paso. Nos toca a nosotros. Hasta una modesta resolución de mejorar en algún área de la observancia judía es significativa: estudiar Torá, decir plegarias, dar caridad, cumplir las Mitzvot diarias, o tener amabilidad con los demás. Para nuestro Rey, todo detalle es importante. Y Él nos bendice con un Año Nuevo de bondad y dulzura, tanto material como espiritualmente.

Derrota de Amalec
El final de la Parashá (porción) Ki Tetse, la cual leemos en el mes de Elul, contiene el mandato de recordar a Amalec, la primera nación que nos atacó poco después de que salimos de Egipto. Leemos esto también el Shabat antes de Purim, en vista de que Amán, villano de la historia de Purim, era descendiente de Agag, un Rey de Amalec. Pero ¿qué nos enseña ese mandato, en el mes de Elul, al aproximarnos a Rosh Hashaná?

El hebreo es un idioma interesante. La Torá nos dice que Amalec nos 'encontró' cuando salíamos de Egipto. La palabra para 'encontrarnos' puede ser traducida como 'enfriarnos’. Amalec enfrió nuestro entusiasmo cuando salíamos de Egipto. Estábamos excitados ante los milagros y maravillas que habíamos visto. Cuando Amalec nos atacó, nos sentimos desinflados, deprimidos.

Durante el verano, la gente con frecuencia se siente descansada y más positiva en cuanto la vida. Al acercarse Rosh Hashaná, uno podría hasta tomar algunas buenas resoluciones. En ese momento - una sensación de melancolía desciende sobre nosotros. Se acerca el final de las festividades. Empezamos a arrepentirnos de nuestras buenas resoluciones... quizás las dejaremos para el año que viene.

Así que la Parashá viene a recordarnos que derrotemos a Amalec. ¡No lo dejemos que nos enfríe! Seamos positivos. Ciertamente tendremos éxito.