En una ocasión, en la cena festiva del segundo día de Rosh Hashaná del Rabino Iosef Itzjak de Lubavitch, muchos Jasidim se empujaron para entrar a la habitación. Al Rebbe no le satisfizo esto y dijo, “¡Qué lástima, en este momento podéis agregar millones de palabras a la sefira de maljut!” De inmediato los Jasidim salieron y empezaron a recitar los Salmos en voz alta.
(Sefer Hasijot 5705, p. 10)
Únete a la charla