Luego de que Iosef se revela a sus hermanos, invita a Iaacov y su familia a venir a Egipto. La parashá nos cuenta sobre el descenso a Egipto, contabilizando el número de almas "descendientes de Iaacov" que bajaron a Egipto, concluyendo: "todo el alma... que vino a Egipto, setenta". Sin embargo, cuando contamos los nombres mencionado en la parashá se llega solamente a sesenta y nueve; ¿Cuál era el alma número setenta?

Al respecto de esta pregunta existen varias opiniones: el Talmud trae una opinión (que Rashi, el padre de los comentaristas, menciona en su comentario a la Torá) que Iojeved, que nació entre las murallas mientras ingresaban a Egipto, es la que completa los setenta. De acuerdo al Midrash, Di-s mismo ingresó junto a los hijos de Iaacov y completa la cuenta. Varios comentaristas de la Torá opinan (también de acuerdo con una opinión del Midrash), que Iaacov mismo es quien completó la cuenta de setenta almas.

Cuando analizamos las diferentes opiniones, podemos observar que hay opiniones opuestas, desde un extremos a otro: si aceptamos que Di-s o Iaacov completan la cuenta de setenta almas, vemos que la completitud viene a través del componente más "grande" del conjunto. Por el contrario, si Iojeved completa la cuenta de setenta almas, vemos que la completitud viene a través del "menor" componente del conjunto, un bebé recién nacido.

¿Cuál es la discusión entre las diferentes opiniones opuestas? La explicación está ligada a descenso mismo del pueblo judío a Egipto. Con este descenso comienza la preparación para la Entrega de la Torá y para el cumplimiento del objetivo general del pueblo judío: unir la santidad y espiritualidad de Di-s con el mundo físico que nos rodea. ¿Qué es lo que da la fuerza al pueblo judío para llevar adelante tamaña misión (de hacer de este mundo físico una morada para Di-s) sin ser arrastrados por la oscuridad espiritual del mundo?

La primer opinión declara que la fuerza surge de que Iaacov que descendió junto a su pueblo a Egipto. El nivel espiritual de Iaacov, nuestro patriarca, supera el exilio, y no es afectado por la servidumbre de Egipto. El simbolismo del descenso de Iaacov junto a sus hijos a Egipto es, que de él surge la fuerza para que el pueblo judío no sea afectado por el exilio.

La segunda opinión declara que quien completa la cuenta de setenta es Di-s mismo, cuyo significado es más profundo aún: la fuerza de los hijos de Iaacov para soportar las dificultades del exilio surge del hecho de que Di-s mismo se une a ellos en el sufrimiento del exilio, por lo cual, así como el exilio no puede gobernar sobre Di-s, tampoco puede gobernar sobre el pueblo judío

De acuerdo a estas dos opiniones, la fuerza del pueblo judío para sobrepasar las dificultades del exilio, surge de un poder Divino superior.

Por otro lado, hay una tercera opinión, que Iojeved completa la cuenta de setenta almas. Iojeved es la madre de Moshé Rabeinu (nuestro maestro), que reveló en el pueblo judío la fe. Aún ella misma fue la matrona hebrea que salvó y sustentó a los niños judíos tras el decreto del Faraón de que "todo niño que nazca, arrójenlo al río", nutriéndolos de fe y confianza en Di-s.

La idea de la tercera opinión es que, aún encontrándose en un nivel espiritual bajo, el pueblo judío tiene la fuerza de la fe (fuerza que se encuentra en forma revelada en particular en las mujeres, como dicen nuestros sabios: "por mérito de las mujeres santas de aquella época, nuestros padres fueron redimidos de Egipto"), a través del cual se pueden superar todas las dificultades del exilio.

En otras palabras, la fuerza del pueblo judío puede surgir del estudio de la Torá, lo que significa que una fuerza externa, superior, lo eleva hacia Di-s, o puede surgir de la revelación del potencial interno de cada uno y cada una, cosa que se logra a través del poder de la Teshuvá, el arrepentimiento y retorno hacia Di-s.