Por la Gracia de Di-s

11 de Nisán 5722, (15 de abril 1962)

Brooklyn, New York

Para mis hermanos, en todas partes Di-s los bendiga

Saludos y Bendición,

La Festividad de Pésaj, la época de nuestra liberación, siendo parte de la Torá, “Torá” en el sentido de instrucción y guía, nos enseña el verdadero concepto de libertad.

A diferencia de otras interpretaciones de este concepto, a veces extrañas, la festividad de Pésaj nos recuerda y enseña que la verdadera libertad significa libertad total; es decir libertad total y completa en todos los tres aspectos que constituyen la vida humana: a) el ámbito del alma, b) el ámbito del cuerpo, c) el mundo en el cual el individuo vive; en cada una de esas tres áreas individualmente, y en todas ellas juntas.

Esto significa que el judío debe esforzarse por la verdadera libertad en todos los tres aspectos de su vida diaria, y de forma que no solo no estén en conflicto el uno con el otro, sino, al contrario, que cada uno complemente y complete al otro. Solo este tipo de libertad puede considerarse una libertad genuina.

Es evidente que esta libertad armoniosa y total no puede ser lograda en una forma de vida en la que el alma, que es verdaderamente una parte de Di-s (la Divinidad en el hombre), esté subordinada al cuerpo, y ambos (cuerpo y alma) subordinados al mundo (material). Lo superior no puede servir a lo inferior y estar contento con eso. El aspecto más elevado de la vida humana, el alma, nunca consentirá estar subordinada al cuerpo. La conclusión obvia, entonces, es que la verdadera libertad puede ser lograda sólo cuando los componentes inferiores de la vida humana, el cuerpo y el ambiente material, sean elevados hacia el grado de afinidad máximo posible con el alma y sus aspiraciones, mientras que el alma, en su propio nivel, se liberará a sí misma de cualquier cosa que impida su realización.

La esclavitud en Egipto, y la subsecuente liberación, refleja precisamente el concepto de libertad definido arriba:

La esclavitud fue completa y total en todos los tres aspectos mencionados de la vida humana: a) la esclavitud espiritual en y a un país de la degeneración moral más baja, por lo cual Egipto fue llamada la “abominación de la tierra”, b) la esclavitud física extrema de la “labor extenuante”; c) la total falta de las posesiones materiales a las cuales tenían derecho.

La liberación fue también en dichos tres aspectos y en su máxima expresión: a) ante todo, la liberación espiritual, “Sepárense y tomen para ustedes corderos para el sacrificio pascual”. No era esto solo una separación de la adoración de la deidad egipcia, sino también una demostración abierta de su inexistencia; b) la liberación física total, saliendo de Egipto con “la mano en alto”, con canciones y alegría; c) con respecto a su parte en la riqueza material, salieron “con grandes riquezas”.

Al buscar la libertad de uno mismo, están aquellos que se confinan a su alma: rezan y estudian Torá, pero cuando se sientan a comer y beber, su esclavitud al aspecto animal dentro del hombre se pone muy en evidencia.

Hay otros que reconocen que la libertad debe incluir también al cuerpo, y que la gratificación de las necesidades físicas debe estar conforme al verdadero camino judío. Sin embargo, ellos son judíos solo en casa; cuando salen y se dedican a sus negocios (lo que deberían ser sus negocios), no sienten responsabilidad por elevar su parte en el mundo material; son esclavos del ambiente “egipcio”, pues la Torá y el Shulján Aruj (el código de leyes judío), su liberación de “Egipto”, se queda atrás, encerrada en casa.

Pésaj viene y le recuerda a cada judío que la liberación de Egipto debe ser una experiencia diaria: “Recuerda el día de la liberación de la tierra de Egipto todos los días de tu vida.”

Al judío se le recuerda diariamente: Tu eres libre, liberado en alma y cuerpo; y esta libertad personal del cuerpo y alma hace posible convertir la sustancia de Egipto en una gran sustancia judía.

“Les exijo solo de acuerdo a su capacidad”, declara Di-s, el creador del hombre. Lo que El pide y demanda de los judíos no excede su capacidad y habilidad de cumplir; todo lo que se necesita es la firme determinación de cumplir con el pedido de Di-s. Y esta es la forma, de hecho, la única forma, para lograr nuestra verdadera libertad, libertad del exilio interno personal, y libertad también del exilio general a través de nuestro justo Mashíaj.

Deseándoles un Pésaj kósher y alegre,

/Firma/