Una cantidad impresionante de millones de dólares se gasta anualmente para investigar y descubrir las razones profundas del comportamiento humano. Un reciente descubrimiento se refiere a los primeros minutos del día, luego de despertarse, como: “el timón del día”.

Esta teoría sostiene que los pensamientos que pasan por nuestras mentes ni bien nos despertamos pueden determinar nuestra perspectiva y actitud por el resto del día. Sugiere que no corramos a oír las noticias ni bien nos levantamos, pues probablemente escucharemos acerca de tragedias que sucedieron mientras dormíamos, de cómo la economía se derrumba y la taza de intereses sube, y cualquier otro tipo de malas noticias que los cronistas encuentran para llenar sus boletines.

Si no hay malas noticias en el país donde uno vive, podemos estar seguros de que buscarán alrededor del globo y a veces incluso, en otros planetas para hallar un par de malos informes para hacernos comenzar el día negativamente.

En cambio, recomienda esta investigación, levantarnos con un poco de música suave, pronunciar una plegaria y leer algo de literatura positiva, y así llenar los primeros minutos de nuestro día con pensamientos positivos.

¡Es una vergüenza que hayan gastado tanto dinero para llegar a semejante conclusión, cuando yo se las podría haber dicho gratuitamente!. ¿Acaso soy un genio? Realmente, no. Nuestros Sabios lo expresaron hace miles de años atrás. Ellos nos enseñaron que en el momento en que abrimos los ojos, debemos recitar una plegaria llamada “Modé Aní” que expresa: “Doy gracias a Ti, Rey viviente y eterno, pues Tú has restituido misecordiosamente mi alma dentro de mí; Tu fidelidad es grande”

En otras palabras, nuestros Sabios nos dicen que lo primero que debemos hacer, inmediatamente después de despertarnos es recitar una plegaria a Di-s, por el hecho de habernos despertado y apreciar el regalo de la vida que se nos ha renovado.

Incluso, ellos tuvieron en cuenta que podríamos tener algún inconveniente con el hecho de pronunciar el nombre de Di-s en nuestro rezo mientras que aún estamos acostados en la cama, sin habernos lavado ni atendido nuestras necesidades fisiológicas. Para resolver este punto, quitaron el nombre de Di-s del “Modé ani”, refiriéndose a Él como: “Rey eterno y viviente”, y así no hay razón para demorar la plegaria y poder manifestarla inmediatamente al despertarse, sin permitir que ningún pensamiento negativo entre a nuestra mente.

La idea de un comienzo positivo es muy importante cuando llegamos al tema de nuestros hijos. Como docente, podía determinar cuando cada alumno llegaba a la escuela, qué tipo de comienzo del día había tenido. Al ver a los niños ingresar al aula, podía distinguir dos tipos de comienzos, tipificados por dos ejemplos:

Escena A: el despertador no sonó (o se olvidaron de programarlo). Los padres se despiertan tarde y saltan de la cama, apuradísimos. Los niños se niegan a levantarse. El movimiento se logra a través de un número de frases como: “¡Llegaremos tarde!”. “¡Perderás el micro!” y “¡Hoy no habrá dinero!” No hay tiempo para tomar un desayuno apropiado o para recordar que se debe empacar una merienda. Seguramente el abrigo escolar y algún libro importante quedarán también atrás. Con este tipo de comienzo, podemos imaginar qué clase de día seguirá.

Con un poco de planificación previa, es posible reemplazarlo por la Escena B.

“La ropa, merienda, libros y abrigos son preparados la noche anterior”

“Los padres se despiertan 15 minutos antes que los niños”

“Se sientan en la cama de los niños y los despiertan con una cálida sonrisa y un abrazo”

“El niño abre sus ojos y agradece a Di-s por haberle dado el regalo de la vida”

“La familia toma un relajado desayuno”

“Parten hacia la escuela”

Con semejante comienzo positivo del día, el niño está ahora listo para enfrentar los desafíos de la escuela y aprender y crecer de acuerdo a la totalidad de su potencial.

¡Pruébelo- le gustará!