Eres llevado a un cuarto pequeño en donde el tiempo se ha detenido hace siglos. Una lámpara de aceite ondea en la mesa; los libros sagrados cubren cada centímetro de las paredes. Un tzadik de ojos penetrantes y voz apacible, pronuncia la fórmula mágica.

Ésa es la imagen que viene a nuestra mente cuando pensamos a cerca de recibir una bendición. Las bendiciones son cosas del otro mundo, a las que solo se recurre cuando necesitamos una intervención drástica en nuestra vida. La verdad es mucho más simple y mucho más profunda. Cada uno de nosotros necesita bendiciones en cada momento de su vida. Y cada uno puede conceder bendiciones.

Las enseñanzas Jasídicas explican que la palabra berajá (bendición) significa literalmente "traer" Todo en la vida - salud, prosperidad, alegría, sabiduría, paz de la mente - necesidades ser atraídas desde su estado potencial, espiritual dentro de la actualidad de nuestra existencia física. Esta todo allí - espiritualmente somos todos sanos, ricos y sabios. Los "problemas" que experimentamos en la vida son básicamente una cuestión relacionada con un mal cableado. No estamos conectados, nuestra existencia espiritual y física está comunicándose de apuro.

¿Cuál es la solución? Concede una bendición. Así es como funciona: Supongamos que tu amigo Jaim está experimentando dificultades financieras. Entonces ponés tu brazo alrededor de su hombro y le dices: ¡"Jaim! Que Di-s te facilite el dinero que necesitas!" Diciendo estas palabras sinceramente, con calor, amor y alegría, lo has bendecido De esta manera has liberado la fuente de esta línea obstruida, abriendo el flujo. ¿Solo de esa manera? Sí, solo de esa manera.

Todos vivimos la experiencia de haber escuchado a alguien explicando una idea o describiendo una acción, y repentinamente mientras escuchamos, nos damos cuenta de que esta idea o acción ya estaba en nuestra mente. Pero hasta que esa persona lo verbalizó, estaba atrapado dentro de nuestra cabeza. Aunque "lo teníamos", no podríamos hacerlo o aún pensarlo consciente. No teníamos las palabras para eso, por lo tanto para nosotros, aun no era verdadero.

Algo similar sucede cuando bendices a alguien. El potencial ha estado siempre allí, pero al decirlo lo haces efectivo. Tu amigo necesita la bendición porque él ha alcanzado el límite de lo que podía hacer real dentro de sus propios recursos espirituales.

Con tu cuidado y compasión, con tu amor y alegría, te conectas con él para ampliar su potencial, de tal modo que se ensanchen los canales y se descongestionen las líneas de comunicación entre su alma y su cuerpo, entre su cielo y su tierra.

Por supuesto, siendo una persona santa aumenta su energía para bendecir. Pero lo único que realmente necesitas, es un corazón cariñoso. Y una sonrisa grande y agradable.

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