En esta plegaria expresamos nuestra gratitud porque "Tú Di-s nos has elegido de entre todos los pueblos. Nos has amado y complacido en nosotros, y nos has exaltado por encima de todas las lenguas (naciones) y nos has santificado con Tus mandamientos, y nos has acercado a Tu servicio, Rey nuestro, y nos has llamado por Tu grande y santo nombre".

La melodía de este texto está compuesta de dos melodías distintas pero relacionadas. El texto completo de la plegaria es cantado con la primera melodía y luego es repetido con la segunda melodía.

Los suaves y tranquilos tonos del comienzo expresan la desahogada forma de vida del Tzadik (justo), quien vive una existencia plena en el santificado servicio al Todopoderoso, gobernada por un sereno sentido moral y satisfacción espiritual.

En contraste los tempestuosos, furiosos tonos de la segunda melodía expresan los profundos sentimientos de remordimiento del Baal Teshuvá, el penitente, quien violentamente arroja los grillos de su previa forma de vida errada, y se aferra a los peldaños de la Sulam Elokim (la Escalera Celestial) con toda su fuerza, trascendiendo de esta forma a un éxtasis ilimitado.

Por lo tanto repite cada frase de la melodía. El Baal Teshuvá no es inseparable de su nueva forma de vida y se esfuerza por solidificar y fortalecer sus vínculos con el Todopoderoso. La melodía no tiene final, así como el Baal Teshuvá nunca está contento y busca ir más y más alto en su perpetua lucha por la perfección espiritual.

Era costumbre del Lubavitcher Rebe, a continuación de las Hakafot en la festividad de Simjat Torá, enseñar una nueva melodía o revivir una antigua, que luego los jasidim cantaban con fervor espiritual en las reuniones durante el año. En Simjat Torá de 5721 (1960) presentó "Ata Bejartanu"

Compuesta o enseñada por el Lubavitcher Rebe