De acuerdo a la Enciclopedia Británica, el deporte de montañismo nació en el año 1760, cuando un joven científico genovés, Horace Benedict de Saussure, ofreció un dinero, como premio a la primer persona que logre alcanzar la cima del Monte Blanco, el pico más alto de Europa.
Sospecho, sin embargo, que esto comenzó mucho antes. Algo me dice que desde que han existido humanos y montañas, los humanos han escalado las montañas. No sólo por un propósito "útil", sino también por deporte, por el desafío que esto encierra, por ninguna razón -como lo expresó un alpinista- porque "están allí". O quizás porque nosotros estamos aquí, bien abajo, y deseamos estar en un lugar más alto.
Consideremos el caso de Moshé. Admitámoslo, el Monte Sinaí no es el Everest. Pero recordemos que Moshé tenía 80 años en ese momento. Recordemos, además lo hacía en nombre de 600.000 personas (600.000 judíos, lo que significa que debía enfrentarse a 600.000 opiniones sobre qué ruta le convenía tomar, qué equipo era el adecuado para usar, etc; de hecho Moshé debió construir un cerco alrededor de la montaña para retenerlos y que no suban por sí mismos).
Pero podemos decir que la escalada de Moshé, no fue por el desafío, sino para un propósito específico: Recibir la Torá. En realidad, Di-s estaba descendiendo de todos modos a la tierra -una infinita cantidad de años luz. Seguramente Él podía bajar unos miles de metros más, en lugar de que un sabio octogenario deba escalar la montaña. También, es cierto, podría haber programado la Torá directamente en nuestros cerebros, junto con todo el material que aparecería después, en lugar de grabarla en dos piedras para que luego la estudiemos y descifremos.
Pero, Di-s quería decirnos: Si, es cierto, ustedes están tan abajo, y Yo estoy tan arriba, que nunca lo lograrán por ustedes mismos. La única manera de que exista algo eterno, infinito o verdadero en vuestras vidas es si Yo bajo a ustedes. Pero si Yo desciendo, todo lo que Les dé no tendrá sentido -al igual que vuestra propia existencia, pues nacerían con ello y no harían ningún esfuerzo por alcanzarlo.
Entonces, dice Di-s, Haré las montañas. Montañas que probarán vuestras habilidades, que consumirán cada ápice de vuestra energía y determinación. Montañas tan altas, que requerirán un esfuerzo sobre-humano de vuestra parte para alcanzar sus picos.
Y cuando los alcancen... Estaré allí esperándolos.
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