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6. El Midrash señala que Moshé Rabeinu dijo al Altísimo: cuál es el beneficio de la entrega de la Torá y las mitzvot a los judíos, si de todos modos, al estar ellos en este plano físico y burdo [de la creación] pueden olvidar toda la cuestión. Di-s le contestó: les voy a encomendar la mitzvá de tzitzit1, y por medio de ella van a recordar todas las mitzvot, pues [la suma del valor de las letras hebreas de] tzitzit es 600, más los 8 flecos y los 5 nudos resulta 613, así, [los tzitzit], traen a la memoria todas las mitzvot, conforme lo expresa la Escritura2: "Y los mirareis y recordareis todos los preceptos de Di-s".

El concepto requiere ser comprendido: si la finalidad de los tzitzit, [los flecos,] es recordar las mitzvot, ¿para qué es necesario el talit, [el manto del cual penden los flecos]? [A simple vista,] lo primordial son los tzitzit que evocan las 613 mitzvot, como se explicó antes, entonces, ¡Se podría tomar sólo los flecos! ¿Cuál es la necesidad del talit?

La explicación del tema es la siguiente: el talit es [un manto] envolvente –makif-, no es [como el] alimento que el individuo introduce en su interior, sino, se trata de una vestimenta que lo rodea exteriormente, imposible de asimilar por dentro. [El mensaje y enseñanza de esto es que] el judío debe saber que las 613 mitzvot aludidas en los tzitzit tienen su origen en, [y parten de,] el talit, es decir, su fuente ['rodea' a la persona,] es supra-racional [imposible de 'digerir' intelectualmente].

Si la persona toma sólo los tzitzit, sin el talit, su acto no constituye mitzvá alguna y nada le recuerda [y evoca]. Únicamente, cuando el judío toma los tzitzit tal como éstos penden del talit, es decir, cuando él sabe y reconoce que toda la cuestión de Torá y mitzvot proviene de 'algo' que es absolutamente imposible de captar racionalmente, [la Divinidad Infinita,]entonces, [y sólo entonces,] el acto se considera una mitzvá.

7. Al concluir el párrafo bíblico [vinculado a la mitzvá] de tzitzit, la Escritura declara3: "Yo soy Di-s vuestro Di-s que os saqué de la tierra de Egipto". El judío puede llegar a pensar que la forma de vida de la Torá se contrapone con las prácticas mundanas. De él se demanda que respete el Shabat y las Festividades añadiendo a ellos algunos instantes de la tarde del viernes y la noche del sábado4, a pesar que tiene competidores gentiles y –lehavdil- judíos que no observan el Shabat. [También] se demanda de él que inmediatamente al levantarse por las mañanas rece y luego estudie [Torá], y sólo después de ello se libera para desarrollar su actividad comercial. Y una vez ya inmerso en los negocios, en la mitad del día, en el mejor momento para las transacciones, debe dejar de lado todo y rezar la oración de la tarde –minjá-. Pues [precisamente] por ello se destaca la oración de minjá. Y [como esto fuera poco,] por la noche tiene que rezar la oración vespertina –maariv- y recitar el shemá antes de ir a dormir. Más aun, se le exige que [en su actividad comercial] no robe, engañe y tampoco invada la actividad de su semejante, dado que hacer esto es lo opuesto a las prácticas comerciales [leales]. Después de todo esto, el judío se pregunta: ¿Cómo puede uno comportarse conforme las indicaciones de la Torá, de momento que las mismas no tienen cabida en los hábitos mundanos?

En respuesta a este planteo la Torá señala, en la conclusión del párrafo de los tzitzit, que esta mitzvá se vincula a lo supra-racional, como se explicó antes, [es decir,] cuando la persona no toma en cuenta ninguna de las limitaciones provenientes del raciocinio humano, y observa las mitzvot más allá de su captación intelectual, entonces, el Todopoderoso se comporta con él también trascendiendo los límites de la comprensión [humana]. A esto aluden las palabras 'Yo soy Di-s vuestro Di-s que os saqué de la tierra de Egipto' – [en aquel entonces] conforme el dicho de nuestros Sabios5, siquiera un solo esclavo podía salir de Egipto por medios naturales, era imposible, y a pesar de ello salieron 600,000 hombres más las mujeres y niños, y [no] salieron [sin nada, sino,] con grandes tesoros, cada judío llevaba consigo no menos de noventa burros cargados con plata y oro6, e incluso erev rav salió con ellos, de modo que también los gentiles se percataron [del gran momento] – todo ello trascendió absolutamente los límites de la naturaleza. Esto significa que cuando el judío se comporta más allá de los parámetros naturales, entonces, [se produce el] 'Yo soy Di-s vuestro Di-s que os saqué de la tierra de Egipto', también desde lo Alto nos brindan un flujo que del todo trasciende las sendas de lo natural y se plasma en hijos, salud y sustento abundantes. (De una Sijá de Shabat Parshat Shlaj 5713)

NOTAS:

* [La presente Sijá no llegó a tiempo para ser revisada por el Rabino Natán Grunblatt,

Director de la Editorial Kehot Lubavitch, pero teniendo en cuenta que semanalmente numerosos lectores esperan este material, se publica en la presente versión. La edición final de esta Sijá verá luz, Di-s mediante, con la impresión de los libros del Likutei Sijot en Español. Vaya nuestra disculpa si hay algún error o imprecisión (NE)].

1 [El uso obligatorio de flecos al vestir una prenda de cuatro puntas (NE)].

2 Números 15:39. Véase comentario de Rashi sobre el versículo.

3 Idem 15:41.

4 Shuljá Aruj del Alter Rebe cap. 261:4.

5 Mejiltá, citado por Rashi en su comentario a la Torá en Exodo 18:9.

6 Bejorot 5b.