Es el precepto con el cual se nos ordenó ofrendar en el Santuario dos carneros cada día, y estos se denominan Temidím — (Sacrificios) Perpetuos—.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Dos por día, como 'Olá', siempre.

Las leyes de este precepto —y el orden de su ofrendado y su proceso— han sido explicadas ya en el Capítulo Segundo (del Tratado Talmúdico) de Iomá, y en el Tratado de Tamid.