¡Llamo al cielo y a la tierra como testigos! He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Debes elegir la vida, para que tú y tus descendientes sobrevivan

(Deuteronomio 30:19).

¿Realmente necesitamos que la Torá nos diga que elijamos la vida? ¿Qué persona de mente normal elegiría la muerte?

Una respuesta posible es que uno debe decidir en forma conciente vivir y no sólo vegetar. Y no quiero decir vivir la vida en forma veloz. Elegir la vida significa elegir vivir una vida significativa, una vida comprometida con valores y con un propósito más alto. ¿Tiene algún significado el que yo haya habitado el Planeta Tierra tantos años? ¿Alguien notará la diferencia si me voy? ¿Es mi vida productiva, vale la pena?

Se cuenta que cuando el primer Rebe de Jabad, Rabí Schneur Zalman de Liadi, quiso bendecir a Reb Iekutiel Liepler con riquezas, él rechazó el ofrecimiento, diciendo que temía que eso lo distraería de búsquedas más espirituales. Cuando el Rebe, entonces, lo quiso bendecir con longevidad, Reb Iekutiel estipuló que no debían ser "años de campesino, con ojos que no ven, y oídos que no oyen, en los que uno no ve ni siente Divinidad".

Reb Iekutiel era, según parece, más bien melindroso. El santo Rebe le está ofreciendo una asombrosa bendición, ¡y él pone condiciones! Si, él elige vivir una vida que puede ser significativa, productiva y realmente puede ser tangiblemente diferente. No estaba interesado en una larga vida si, esencialmente, puede ser igual a una vida vacía.

Cuando estamos justo antes de Rosh HaShaná, resolvamos elegir la vida. Vivamos vidas de valores de Torá y actos nobles. Y que seamos bendecidos con un año bueno y dulce.