Nuestra Parshá enumera el nombre de los Hijos de Israel que descendieron a Egipto, describe la esclavitud que comenzó con la muerte de Iaakov y sus hijos, y a continuación relata el nacimiento de Moshé, el salvador de Israel.
Cada día1 debe volverse a vivir nuevamente la salida de Egipto. Se desprende de ello que también los procesos del descenso a Egipto como los de su éxodo están vigentes en la vida diaria del judío.
La esencia de la concepción de vida egipcia puede identificarse a través de su decreto para con los israelitas: "todo hijo que nazca, habréis de arrojarlo al río" 2 . Las aguas del río representan a la vía natural, en contraposición a las lluvias, que representan a la bendición Divina.
Los egipcios servían al Nilo, que regaba las tierras y su intención fue que también los israelitas tengan fe en la naturaleza y la sirvan, y no crean en el Altísimo que está por encima de las leyes naturales.
En la Tierra se ve la Providencia
La posibilidad de imponer sobre los israelitas la fe en la naturaleza, se creó recién a partir del descenso a Egipto. Previamente, los israelitas residían en la Tierra de Israel, una tierra dónde "con la lluvia del cielo beberás agua" 3 . Ahí, cuando precisaban de la lluvia, "pendían sus ojos hacia Arriba", y sentían abiertamente que la bendición vino del Altísimo, Quien supervisa cada detalle. Era casi imposible equivocarse y pensar que "mi fuerza y el poder de mi mano logró para mí este éxito" 4 .
Sólo cuando los israelitas descendieron a Egipto, donde el Nilo sube, desborda y riega de manera natural a toda la tierra, y parecería que no hay necesidad de rezar por la ayuda de Di-s, ahí se genera la posibilidad de errar, pensando que la naturaleza es la fuente de la bendición.
La Generación que Recordaba
Sin embargo, mientras que Iaakov y sus hijos aún vivían, todavía no podía comenzar la esclavitud. Ellos fueron testigos personalmente de la abierta supervisión de Hashem que tenía lugar en la Tierra de Israel, y también después de haber descendido a Egipto entendían que también la naturaleza está gobernada por Hashem mismo5 . La servidumbre a Egipto podía comenzar sólo cuando emergió una nueva generación que no tuvo el privilegio de ver la Providencia Divina revelada en la Tierra de Israel. Es así como se gestó el verdadero descenso a Egipto y su impureza, y fue entonces cuando el Faraón tuvo la posibilidad de reducirlos a la esclavitud material y espiritual, y decretar arrojar a los hijos al río- a sumergir a los israelitas en la idolatría, en la fe en la naturaleza y sus fuerzas.
El Fiel Pastor
Quien dio las fuerzas al Pueblo de Israel de salir de Egipto, de la fe en la naturaleza, fue Moshé, "el fiel pastor" ('Raiá Mehemna'), quien nutre con la fe en Hashem también en momentos que el pueblo no ve la Divinidad e incluso cuando no comprende temas de la santidad. Moshé siembra en ellos una fe firme y abierta, con cuya fuerza pueden rescatarse del decreto del Faraón y ser liberados del exilio egipcio.
El judío atraviesa cada día por un proceso similar. Abre el día con la Plegaria y con el estudio de la Torá y entonces siente abiertamente su vínculo con Hashem. Luego se sumerge en la actividad cotidiana y allí puede llegar a echar raíces el pensamiento de que las cosas pasan por la vía de la naturaleza. Pero el núcleo de la fe que anida en su alma- el "Moshé" que hay dentro de cada judío- le da la fuerza para ver la Providencia Divina en cada cosa de lo cotidiano, y poder sentir santidad en todos los actos.
(Likutei Sijot, Tomo 16, Pág. 13)
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