El Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Schneerson, nació el viernes 18 de abril de 1902 (11 de Nisan en el calendario hebreo) en la ciudad ucraniana de Nikolaiev.
Su padre, Rabi Levi Itzjak Schneerson, fue un renombrado cabalista y talmudista; su madre, la Rebetzn Jana, una mujer aristocrática de una prestigiosa familia rabínica.
A los 7 años, el Rebe se mudó con sus padres a la ciudad de Iekaterinoslav (hoy, Dnepropetrovsk), donde Rabi Levi Itzjak fue nombrado rabino principal de la ciudad.
Aquellos eran años turbulentos para los judíos de la Rusia zarista, que eran sometidos a pogromos y persecuciones. La Rebetzn Jana contó en una ocasión, en 1905, que muchas familias judías estaban escondidas en un sótano mientras el salvaje pogromo se desataba afuera. Los bebés y los niños pequeños lloraban y gritaban aterrorizados por el miedo. Los esfuerzos frenéticos de los padres por calmarlos eran vanos y, solamente, servían para aumentar la ansiedad y el temor de los pequeños. El peligro de ser descubiertos era inminente. Fue el pequeño Mendel, apenas un poco más grande que los demás bebés, quien resolvió la situación yendo de un bebé a otro acariciándolos o brindándoles una dulce melodía para calmarlos.
Años más tarde, el Rebe describió su infancia como un tiempo en el que su visión del mundo y sus objetivos ya estaban formados. En efecto, él tenía una visión única sobre la niñez, visión que exponía en su enseñanzas y ponía en práctica en sus programas.
El Rebe veía al niño no solamente como un adulto en formación, sino como a una persona con sus propias fortalezas: integridad, fe, confianza, energía, entusiasmo, sed de aprender, conciencia, sentido de misión. Todas estas son cualidades de los niños que deben ser cultivadas y emuladas por los adultos.
Esto no quedaba solamente en la teoría. En el año 5741 (1980), el Rebe fundó la organización internacional "Tzivot Hashem" (El ejército de Hashem) "un ejército" para niños, cuya misión principal era traer la redención. Desde el comienzo de su liderazgo, incluyó a los niños en sus campañas.
Varias veces al año, el Rebe participaba en los congresos de niños que se realizaban. Él se dirigía a ellos en su idioma y les daba "misiones".
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