Poco después de su matrimonio, el Rebe y su esposa se mudaron a Berlín, donde el Rebe se matriculó en la Universidad de Berlín y tomó cursos de Filosofía y de Matemática.
Cuando Hitler llegó al poder en 1933, el Rebe y la Rebetzin se trasladaron a París, allí el Rebe continuó con sus estudios en la Sorbona y en la Universidad de Ingeniería de París hasta 1938.
A medida que adquiría conocimientos académicos en las universidades más importantes de Europa, las ocupaciones principales del Rebe eran otras: su consagrado estudio de la Torá y su trabajo en favor de los judíos de Rusia, y otros asuntos comunitarios junto a su suegro. Con este fin, hizo repetidos viajes para encontrarse con su suegro en Riga y más tarde en Otwock (un suburbio de Varsovia), y Rabí Iosef Itzjak se alojaba en la casa de su hija y su yerno durante sus viajes por Europa.
Durante los años de su liderazgo, el Rebe se refirió en muchas ocasiones a la relación que existe entre la ciencia y la fe. Sobre las supuestas contradicciones que hay entre las dos, el Rebe rechazó la "apologética", el enfoque que reinterpreta los pasajes bíblicos para ajustarse mejor a la teoría científica prevaleciente. Hubo un tiempo, escribió el Rebe en sus numerosas cartas sobre el tema, cuando los científicos creían que ciertos "hechos" podrían ser "probados" por el método científico. Hoy en día, sin embargo, es universalmente aceptado que el método científico no es capaz de "probar los hechos", sino es capaz de asignarle una mayor o menor probabilidad a una hipótesis. El judío creyente, que tiene a mano la palabra revelada del Creador de la naturaleza y sus leyes, no tiene ningún motivo para modificar esa verdad, cuando ella parece contradecir la actual hipótesis de la ciencia.
El Rebe veía a la fe y a la ciencia complementarse más que contradecirse. En el nivel más básico, veía en los frutos del progreso tecnológico excelentes herramientas para promover el objetivo de hacer de este mundo un lugar mejor, más armónico y más Divino. En un nivel más profundo, él demostró cómo ciertas verdades acerca de Di-s y Su relación con nuestra realidad se han vuelto más comprensibles para la mente humana a través de la perspectiva de la ciencia moderna.
Uno de los ejemplos citados por el Rebe, uno de los conceptos básicos de la fe judía, es la "divina providencia": Di-s es consciente de todos los eventos del universo, desde el nacimiento de una estrella en una galaxia lejana a la hoja que vuela al viento en un bosque remoto, y todos ellos son parte de su plan maestro de la creación y contribuye a su realización. En generaciones anteriores, esta idea sonaba ajena a la racionalidad. Sólo el creyente podía aceptarla haciendo uso de la fe. Hoy en día, cuando vemos un aterrizaje de naves espaciales en Marte y el uso de un chip de silicio del tamaño de una uña para calcular millones de datos por segundo, no se requiere hacer uso de la fe para entender que quien creó todo esto posee estas mismas características Él mismo.
Por último, el Rebe veía a la ciencia como una forma de profundizar en lo divino: profundizando en la naturaleza de la creación. Llegamos a conocer, amar y temer ante la presencia del Creador. Si bien esto ha sido siempre así, los recientes descubrimientos y teorías en muchos campos de la ciencia han llevado a la búsqueda de un panorama global y a descubrir cuál es la verdadera esencia de las cosas.
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