Un Shabat de mañana, el 28 de Enero de 1950, el sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak Schneerson, de bendita memoria, pasó a su descanso eterno.

El Rebe, Rabi Menajem Mendel Schneerson, de bendita memoria, estaba abrumado por el dolor. Durante meses, la mera mención de su suegro lo llevaba a derramar un mar de lágrimas. A pesar de ser la opción natural para sucederlo, él se negó vehementemente a tomar el rol de "Rebe".

Solo después de transcurrido un año, finalmente, sucumbió ante los pedidos que llegaban de todos los rincones del mundo y aceptó oficialmente el manto del liderazgo. Pero desde el principio, estuvo claro que tenía la intención de llevar a cabo el trabajo de su suegro de extender la mano y recibir a cada judío sin importar cuán distante estuviera este geográfica o espiritualmente de su pueblo.

El 7 de febrero, apenas diez días después del fallecimiento de Rabi Iosef Itzjak, el Rebe nombró a Rabi Mijael Lipsker como sheliaj,emisariode los judíos en Marruecos.

La institución de enviar emisarios es sin duda la contribución más revolucionaria del Rebe a la vida judía de hoy. No es exagerado decir que esto transformó la cara del judaísmo en la segunda mitad del siglo xx.

El concepto es profundo y simple. El Rebe deseaba llegar a cada judío sobre la faz de la tierra e inspirar en él un mayor compromiso con el judaísmo. Pero llegar a cada judío es una tarea técnicamente imposible para un solo ser humano. Así fue que levantó un ejército de hombres y mujeres jóvenes y les dijo: Les doy el poder de actuar en mi lugar. Cuando vayan allí –a Nueva Jersey o Alaska, a Belo Horizonte, Brasil o a Chelyabinsk, Siberia– será como si yo mismo estuviera allá, como si yo mismo diera esa clase, estuviera kasherizando esa cocina o conduciendo ese Seder de Pesaj.

Un sheliaj-emisario, es un concepto jurídico en la ley judaica por el cual una persona puede designar a otra para realizar una acción en su nombre. El Rebe tomó este concepto de la Torá y lo transformó en una vocación y manera de vivir para decenas, cientos y luego miles de familias jóvenes.

El Rebe no les permitió a sus emisarios el lujo de la obediencia ciega de sus directivas, en cambio, insistió en que los programas y actividades deberían surgir de las fuerzas e inclinaciones particulares del emisario y las necesidades y circunstancias particulares de su localidad.

Era la manera única de liderazgo del Rebe la que logró combinar esto con el hecho de que cada emisario estaba impregnado de la conciencia de que él o ella estaban actuando como una extensión de la misma persona del Rebe, lo que a su vez le daba fuerza para superar las dificultades que de otro modo bloqueaban el camino.

El Rebe sentía una afinidad especial por sus emisarios. Cuando su esposa, la Rebetzen, falleció en 1988, su primer pedido fue "notificar a nuestros hijos, los emisarios". Antes de que el Rebe dejara su oficina, el día que sufrió un derrame cerebral, en marzo del 1992, él arregló su escritorio, que normalmente estaba cubierto de montones de libros y papeles, y dejó únicamente sobre la superficie despejada la colección de cuatro álbumes de fotos de sus emisarios.

El 17 de enero de 1951, el Rebe aceptó formalmente el liderazgo de Jabad-Lubavitch a través de un discurso tradicional de enseñanza jasídica. En esta ocasión, el Rebe dijo (traducción libre):

"Aquí en Estados Unidos, a la gente le gusta escuchar las cosas expresadas en modo de ‘declaración’, preferiblemente una declaración provocativa e impactante. No sé si este es el mejor enfoque, pero como nuestros sabios han dicho: cuando llegas a una ciudad, haz como se acostumbra allí".

Los tres amores, el amor a Di-s, el amor a la Torá y el amor al prójimo, son uno solo. No se puede diferenciar entre ellos, pues son de una sola esencia. Y siendo así, cada uno representa a los tres.

Esta es nuestra "declaración": Si ves una persona que tiene amor a Di-s, pero carece de amor a la Torá y a su semejante, debes decirle que su amor a Di-s es incompleto. Y si ves a una persona que ama a su prójimo, debes esforzarte para traerlo también hacia un amor a la Torá y a Di-s, que su amor hacia su semejante no solo se exprese a través de proveerle pan al hambriento y agua para el que tiene sed, sino también al acercarlos a la Torá y a Di-s

Cuando tengamos los tres amores juntos, vamos a lograr la redención. Ya que así como este exilio fue causado por la falta de amor al prójimo, también la redención final inmediata será lograda a través del amor al prójimo.

En aquel encuentro, el Rebe también estableció lo que se convertiría en el hilo conductor de sus enseñanzas y actividades: que nuestra generación es la encargada de llevar a cabo el propósito mismo de la creación, lo que la filosofía jasídica define como "Hacer una morada para Di-s en el mundo físico. Es nuestra generación –dijo el Rebe– la que anunciará la era del Mashiaj, la era de la bondad y la perfección, que es el objetivo final de milenios de esfuerzo del hombre por sacar a la luz la imagen divina en la que fue creado.