El comienzo de los años sesenta presenció el surgimiento de lo que se llamó posteriormente "la cultura juvenil".
Cada vez en números más crecientes, la generación de los jóvenes comenzó a desconfiar de los mayores y a rechazar los valores y el estilo de vida en el que habían sido criados.
Padres, educadores y líderes religiosos estaban horrorizados. Pero el Rebe vio el deseo espiritual por debajo del alboroto. Estos jóvenes –dijo a sus jasidim– están buscando a Di-s sin ser conscientes de lo que están buscando o dónde lo van a encontrar. Ya han dado el primer paso y el más importante: rechazar las ideologías falsas propuestas por el hombre, adoptadas por sus padres cuarenta o cincuenta años atrás. Ahora debemos ayudarlos con el segundo paso, el estudio de la Torá y la observancia de las
mitzvot, que es la llave para revelar la esencia divina que se encuentra en sus almas.
Los jasidim de Lubavitch comenzaron a ir a los campus universitarios por todo el país. Se abrieron centros de acogida para los estudiantes donde se realizaban los fines de semana "Encuentros con Jabad". Después de décadas y hasta, incluso, de generaciones enteras de asimilación, jóvenes judíos estaban haciendo teshuvá retornando a su raíz y reclamando su herencia.
Jóvenes judíos acuden a las casas de Jabad en todo Estados Unidos en búsqueda de sentido para sus vidas.
De un discurso pronunciado por el Rebe, en Purim de 1963 (traducción libre)
Nuestra generación ha obtenido oportunidades que nunca le habían sido otorgadas con anterioridad. Se ha producido un despertar colosal en lo que se llama "un retorno a la fuente". Este nombre, sin embargo, implica que uno debe viajar una gran distancia y durante algún tiempo para llegar a esa fuente, cuando en realidad, cada individuo, bien sea recto o inicuo, posee un alma que es un "pedazo de Di-s." Por lo que no es necesario viajar a ningún lugar para llegar a la fuente, que reside en su propia mente y en su corazón, solo es necesario remover la cobertura que la oculta. Pero como no sabe cómo y con qué eliminar la cubierta, anda declamando su hambre y su sed.
Debemos entonces cumplir la mitzvá de "ama a tu prójimo como a ti mismo", tenemos que ir a esta persona con hambre y sed y explicarle hambre de qué tiene y de qué está sediento, de la palabra de Di-s.
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