Uno de los temas más centrales y menos entendidos dentro del judaísmo es el del Mashíaj. ¿En qué consiste? ¿Se trata de una época o de una persona? ¿Cuál es su razón de ser? ¿Cuál será su función? ¿Qué hay de eso que dicen que el Rebe de Lubavitch es/fue/será el Mashíaj?
Empecemos por una definición. Mashíaj quiere decir “ungido”. La idea de “ungido” es destinado a cumplir con una función especial, generalmente relacionado con la realeza. Mashíaj será un Rey, ungido para reinar.
El origen
Encontramos referencias explícitas sobre el Mashíaj en diversos libros de Tanaj, inclusive en el Pentateuco hay alusiones sobre el tema, principal entre las cuales está la profecía de Bilam (Números 24:17-18).
Sus características y función
Maimónides, en sus leyes de Reyes (11:4), lo define muy claramente: “Y si surgirá un rey de la casa de David, estudioso de la Torá y cumplidor de sus preceptos como David su ancestro, de acuerdo a la ley escrita y la ley oral, y obligará a todo Israel a caminar en su sendero y fortificarlo y luchará las guerras de D-is, es de suponer que probablemente sea el Mashíaj. Si hizo todo eso y tuvo éxito y venció a todos los enemigos a su alrededor y construyó el Beit Hamikdash en su lugar y reunió a los dispersos de Israel, entonces es el Mashíaj seguro. Y corregirá a todo el mundo para que sirvan a D-os juntos…”
O sea, el Mashíaj será un judío, de carne y hueso, descendiente del Rey David quien surgirá para realizar las tareas descritas por Maimónides en la fuente citada.
La tarea principal del Mashíaj será llevar a todo el mundo a hacia una mayor conscientización en cuanto a su esencia, origen, destino y razón de ser, o sea servir al Creador.
El Mashíaj logrará imponer en el mundo paz y armonía, un mundo en el cual cada uno encuentra su rol especial dentro del objetivo mancomunado.
Es por eso que muchos entendían que el Rebe de Lubavitch sería el Mashíaj si llegaba el momento de la Redención. Los que lo conocieron pueden atestiguar que se trataba de un ser humano de un calibre único. No tiene nada que ver con “deificación”, Di-s libre y guarde, ya que el Mashíaj no es una deidad, sino un ser humano con características espirituales y de liderazgo únicas.
Desafortunadamente no llegó el momento de la Redención y el Mashíaj no llegó. Está por verse cuándo y cómo se cumplirán las profecías milenarias.
¿Cuándo vendrá?
A lo largo de la historia la pregunta de cuándo vendrá el Mashíaj cobraba más o menos urgencia de acuerdo a las circunstancias por las que atravesaba el pueblo judío como también de acuerdo al énfasis que le ponían los líderes espirituales en cada generación.
El Talmud (Sanedrín 98a) nos cuenta que el sabio Rabí Iehoshúa ben Levi le preguntó al profeta Eliahu cuándo vendría el Mashíaj. “Anda pregúntale personalmente,” contestó.
“Y ¿dónde lo encuentro?”
El profeta Eliahu le indicó dónde podía encontrarlo. Fue y lo encontró.
"¿Cuándo vendrá?” preguntó Rabí Iehoshúa a Mashíaj.
“¡Hoy!” respondió.
Pasó el día y no llegó. Cuando Rabí Iehoshúa se encontró nuevamente con el Profeta Eliahu le manifestó su frustración ante la respuesta no cumplida.
No entendiste lo que el Mashíaj te respondió. La palabra “hoy” es el comienzo de un versículo en el libro de Salmos (96:5) que dice “Hoy, si escucharán Su voz (de D-os)…” O sea, Mashíaj está pronto para llegar. No estamos esperándole a él; ¡él está esperándonos a nosotros!
¿Cómo hacemos para que llegue? ¿A qué está esperando?
El Jasidismo
Hay una tradición jasídica que cuenta que en cierta ocasión el Baal Shem Tov se encontró con el alma del Mashíaj y le preguntó: “¿Cuándo vendrá el Sr.?” A lo que respondió: “Cuando tus fuentes (o sea las enseñanzas del jasidismo) se extiendan hacia afuera.”
Desde entonces, una de las consignas del jasidismo fue difundir las enseñanzas del jasidismo para ir preparando al mundo para la llegada del Mashíaj.
En cada generación del movimiento jasídico se fue difundiendo más y más las profundas enseñanzas del jasidismo hasta llegar a la máxima difusión en nuestra generación, utilizando todos los medios de comunicación para hacer llegar las más profundas enseñanzas del jasidismo en todos los idiomas a todo el mundo.
¿Qué tiene que ver la difusión de las enseñanzas del jasidismo con la llegada del Mashíaj?
Para entender la conexión entre las dos, habría que estudiar algo de jasidismo:
El mundo se divide en grupos de cuatro:
- Cuatro reinos de vida: mineral, vegetal, animal, ser humano;
- Cuatro elementos: agua, fuego, aire, tierra;
- Cuatro mundos espirituales: Atzilut (emanación), Briá (creación), Ietzirá (formación), Asiá (acción);
- Cuatro niveles del alma: Néfesh (instinto), Rúaj (emoción), Neshamá (intelecto), Jaiá (subconsciente);
- Cuatro niveles de interpretación de la Torá: Pshat (literal), Rémez (insinuación), Drush (hermenéutica), Sod (secreto).
La razón por la que todo se divide en grupos de cuatro es porque todo proviene de D-os cuyo nombre contiene cuatro letras. Cada letra representa una energía Divina determinada que se ve reflejada en cada dimensión a su manera.
Si bien hay cuatro manifestaciones en cada dimensión de la existencia, existe también un quinto nivel, la esencia denominada la “quintaesencia” de la cual emanan las cuatro manifestaciones.
La quintaesencia de la Torá es el jasidismo, comparado con el aceite que por un lado flota arriba de todo líquido y por otro lado penetra profundamente en cada sólido.
La quintaesencia del alma, está denominada Iejidá. El Mashíaj será la personificación de ese nivel del alma y por lo tanto logrará activar ese nivel dentro de cada uno de nosotros. La dimensión correlacionada en la Torá, Jasidut, nutre la esencia de la Neshamá, la Iejidá, y nos prepara para poder recibir dicha activación en condiciones óptimas.
(Es interesante señalar que la física también habla de cuatro fuerzas, la nuclear fuerte, la nuclear débil, la electromagnética y la gravitacional y sigue buscando la “quintaesencia”, o el así denominado “campo unificado”. Quizás será otro aporte del Mashíaj...)
We Want Mashíaj Now!
En sus últimos años, el Rebe decía que lo que falta hoy para que venga el Mashíaj es que realmente queramos que venga.
La llave está en nuestras manos. Usémosla.
Únete a la charla