Para empezar, tenemos no una sino dos almas, la una animal y la otra divina. El alma animal es el impulso que tira hacia lo que tenemos en común con el animal y la Divina es el impulso que tenemos que tira hacia lo Divino. La composición básica de ambas es similar: tienen diez poderes, tres “vestimentas”, y dos “motores”.

Los Diez Poderes

Los diez poderes se dividen en dos categorías: tres facultades intelectuales y siete facultades emocionales. Las tres facultades intelectuales son: Jojmá o creatividad, Biná o el poder analítico y Daat o el poder cognitivo. Las siglas de dichas tres facultades son las letras Jabad. Jojma es la capacidad que uno tiene para generar una chispa de entendimiento. Una chispa, aunque contiene un potencial infinito de fuego, es fugaz; si no se la alimenta, desaparecerá. Del mismo modo, luego de esforzarse para entender algo y aparece una chispa de comprensión, hace falta activar la facultad de Biná, el poder analítico, para nutrir y ampliar la chispa para que se vuelva un “fuego” útil y duradero. El poder de Daat, la cognición, es el puente entre el intelecto y las emociones. Si uno simplemente entiende algo pero le falta el “conocimiento”, quedará personalmente indiferente ante la información aunque la entienda.

Las siete facultades emotivas son: Jésed o bondad, Guevurá o severidad,Tiferet o armonía, Nétzaj o perseverancia, Hod o sumisión, Iesod o conexión, yMaljut o comunicación. Dichas facultades se agrupan de distintas maneras. Una manera es dividirlas en dos, las primeras seis facultades, “masculinas”, por un lado y la séptima, “femenina”, por otro lado. Las seis facultades son consideradas “masculinas” porque fecundan a la séptima que es la facultad de comunicación. Uno no puede comunicar nada; primero debe tener una idea o un sentimiento para luego transmitirlo hacia afuera.

También se puede agruparlas de otra manera: Jésed, Guevurá y Tiféret por un lado, Nétzaj, Hod, Iesod por otro y Maljut por su lado. Jésed, Guevurá y Tiféretson emociones. Jésed o bondad y amor es la emoción que lleva al acercamiento, Guevurá o severidad, juicio o temor es la emoción que lleva al distanciamiento y Tiféret es la emoción de equilibrio entre el acercamiento y el distanciamiento, manifestándose como la emoción de la misericordia. Nétzaj o perseverancia, Hod o sumisión y Iesod o conexión son más bien tipos de carácter que determinan si alguien va a ser persistente o sumiso. La facultad de “conexión” es el equilibrio entre ambos, ya que para poder conectarme con otra persona debo tener le perseverancia como también ceder ante los límites del otro. No puedo abrazar a un bebé con mi fuerza máxima, sino debo respetar los límites de su capacidad de aceptar mi abrazo. Maljut o comunicación, la facultad “femenina”, es una categoría aparte, que recibe de los anteriores y las proyecta hacia afuera.

Todos tenemos las siete facultades. A veces se manifiesta una y a veces otra. De hecho, las siete facultades se combinan entre si para producir la amplia gama de emociones que experimentamos constantemente. Por más detalles, véase: jabad.org.uy/672664

Dichas siete facultades o energías son también la materia prima de toda la creación. El mundo fue creado en seis días y en el séptimo, D-os “descansó”. En cada día de la creación se manifestó una de las siete facultades mencionadas y lo que fue creado en cada día refleja la energía de ese día. Por ejemplo, en el primer día, el día de Jésed, fue creada la luz, que es una manifestación de Jésed, iluminando a todo y a todos sin discriminación. El segundo día, correspondiendo a Guevurá, tuvo lugar la separación y discriminación entre las aguas superiores e inferiores.

Las Tres “Vestimentas”

Además de las siete facultades, cada alma posee tres “vestimentas” que vienen a ser el pensamiento, el habla y la acción. Se llaman vestimentas porque es por medio de ellas que el alma puede interactuar con el mundo que lo rodea. También, igual que con la vestimenta, uno puede cambiarlas con facilidad, a diferencia de las facultades emocionales que están arraigadas en uno y es difícil cambiarlas.

Los Dos “Motores”

Los dos “motores” del alma son el placer y la voluntad. Son estos dos poderes, denominados “poderes abarcadores” que movilizan a la persona tanto intelectual como emocional y físicamente. Uno hace las cosas porque quiere y quiere por el placer que le va a producir.

Las enseñanzas jasídicas exploran ampliamente la naturaleza del alma, cómo nutrirlo y cómo darle expresión. Véase: jabad.org.uy/1284797

Cinco Niveles

El alma tiene cinco niveles de expresión, denominadas Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá, Iejidá. Néfesh viene a ser la manifestación del carácter, Rúaj es la manifestación de las emociones, Neshamá es la manifestación intelectual, Jaiáes la manifestación subconsciente y Iejidá es la esencia misma del alma. Cada uno de estos niveles se nutre de su dimensión correspondiente de la Torá y encuentra su expresión a su manera.

Alma “Divina” y alma “animal”

Hay una puja entre el alma animal y el alma divina para dominar a la “pequeña ciudad” que es el hombre. Cada uno de ellos lucha por dominar a las tres vestimentas del pensamiento, el habla y la acción. No hay tregua, ya que puede haber un solo ganador. Son mutuamente excluyentes. La única manera de lograr armonía es cuando el alma Divina subyuga al alma animal, igual que con el hombre y animal físicos.

La Consigna de la Vida

No es fácil “domar” al alma animal para que se subyugue a la voluntad del alma Divina. Para muchos, es una lucha eterna. Puede resultar muy cansador y defatigador.

En su libro fundacional de la filosofía de Jabad, el Tania, el Rabí Schneur Zalman explica que, de hecho, la mayoría de nosotros no nacimos con la misión de erradicar al instinto animal sino con la misión de resistirlo.

En su cosmovisión, el que lucha contra su instinto está denominado Beinoní, o persona promedia. Tiene los mismos deseos que el perverso, pero los domina como si fuera un Tzadik, u hombre justo. Son pocos los que son verdaderosTzadikim que han logrado erradicar a su instinto animal. Pero no importa; D-os tiene dos diferentes motivos de satisfacción de los hombres que creó. Por un lado está la satisfacción que obtiene de aquellos que han logrado la perfección y por otro lado está la satisfacción que obtiene de aquellos que no dan tregua y luchan constantemente contra sus desperfectos.