Se supone que Ben Gurión dijo: "Si querés evaluar una comunidad judía norteamericana, no revises las sinagogas y los centros. Mirá si tienen un restaurante kasher. Podría haber estado hablando de Pésaj. Olvídate de qué está pasando y quién está asistiendo a la sinagoga. Olvídate de los comedores. ¿Queréis ver Pésaj? Mira en la cocina."

Cuando crecí, el límite para mí entre lo que se debe y lo que no se debe para el que tiene un Pésaj verdadero y el que no lo tiene, estaba completamente envuelto en papel de aluminio. Si las mesadas de la cocina, refrigeradores, piletas y aún la grifería -especialmente la grifería- habiendo estado expuesta a la cocina no kasher de Pésaj a lo largo del año, ahora para Pésaj está cubierta y envuelta en láminas de papel de aluminio protector, creando una superficie virtual, nueva, más elevada para celebrar Pésaj, entonces este hogar tiene un Pésaj completo.

Un Pésaj completo con noches en vela (ella se quedaba levantada hasta las cuatro de la mañana), limpiando debajo de los colchones, vaciando cada placard, exagerando la lista de compra de comestibles (la cajera le dio una mirada a mis tres carros de compras y ¿sabes qué dijo?), familiares de afuera y visitantes o amigos todos sentados alrededor de una mesa larga, extensible, con una o dos mesas agregadas al final con sillas alquiladas y … todo esto era visible en los pliegues del papel de aluminio alrededor de la grifería y los bordes de las mesadas.

Mi hermana de Brasil una vez me mostró un aviso publicitario que le llamó la atención y captó su imaginación. Una foto de una biblioteca de una casa con clásicos encuadernados en cuero, arte digno de un museo y una sola bien ubicada antigüedad. El texto decía: "No precisas mirar en la cocina para saber que son gourmets.”

Pésaj no puede ser definido por las plegarias dichas en la sinagoga . Pésaj no puede ser conocido por las cuatro preguntas o el vino dulce, o la lectura de la Hagadá. Pésaj no puede ser identificado por Pésaj.

Pésaj en la mente de un niño es el lugar donde se construye la memoria, donde las memorias se consolidan, se forman, se preservan, cocinadas a fuego lento y madurando el paladar, porque Pésaj está hecho de preparativos.

Una vez, yo no tenía más de diez años, cuando una familia recién llegada de Persia se mudó a Nashville y nos conoció justo antes de Pésaj. Vinieron a la casa de mis padres para conseguir matzá shmurá. Como todo el mundo, instintivamente fueron a la puerta de la cocina. Entraron en la cocina, miraron el papel de aluminio y, "¡Ah! ¡Igual que en Irán!". Yo estaba sorprendido solamente porque no podía imaginarme algo tan avanzado en Irán como el papel de aluminio. Pero sabía que esta familia conocía, realmente conocía lo que era Pésaj. Supe también que se sintieron en casa. Nadie crece fuera de su ambiente. Y cuando ese ambiente debe ser creado, nutrido de una vida específica para permitirle brotar, entonces los preparativos se convierten en más que necesarios.

Puedes salir fuera de casa y pedir que traigan sopa y pollo al horno. No puedes salir a ordenar un núcleo familiar que junte todas estas fuerzas y cree algo a partir de relativamente nada. Como la plegaria, no puedes poner nada en eso y esperar sacar algo. Si no sudas por eso, ¿cómo esperas que algún día entre en tu sangre?

Cierra tus ojos y ve las filas de mesas con hombres, mujeres y niños encontrando lugar en el comedor. Oye el cántico que amas e inhala el aroma característico de Pésaj. Serás colmado por la santidad de los actos simples que hacemos: lavarnos, recitar, comer, tomar. Lo que junta todo esto está envuelto en papel de aluminio.