Pregunta:
Es de nuevo Pesaj. Otra noche de Seder dónde nos encontramos con los parientes lejanos que casi olvidamos la mayor parte del año, para contar una historia que no se nos permite olvidar. ¿Es muy necesario después de más de 3000 años conmemorar la libertad de nuestros antepasados de la esclavitud en Egipto? ¿No podemos pasar a temas más urgentes y contemporáneos?
Respuesta:
Mi amigo, usted está leyendo la Hagadá equivocada. El Seder no es sólo un monumento conmemorativo de los eventos del pasado distante – es un proceso dinámico de libertad de los desafíos del presente.
Somos esclavos. Esclavos de nuestras propias inhibiciones, miedos, hábitos, cinismos y prejuicios. Estos Faraones auto-elegidos son las capas de ego que nos impiden expresar nuestro verdadero ser interno, de alcanzar nuestro potencial espiritual. Nuestras almas se encarcelan en el egoísmo, la pereza y la indiferencia.
Pesaj quiere decir “Saltear”. Es la época de la liberación, cuando pasamos por encima de todos estos obstáculos a la libertad interna. En Pesaj damos una oportunidad a nuestras almas para que se expresen.
Relea la Hagadá. Cada vez dice que “Egipto” lea “limitaciones”. Reemplace la palabra “Faraón” con “Ego”. Y léalo en tiempo presente:
“Nosotros éramos esclavos del Faraón en Egipto” = “Nosotros somos esclavos de nuestros egos, atascados en nuestras limitaciones.”
¿Cómo nos libramos? Comiendo Matzá. Después de comer Matzá, el Israelitas pudieron escaparse de Egipto y seguir a Di-s en el desierto. Porque la Matzá representa la suspensión del ego. A diferencia del pan que tiene cuerpo y sabor, la Matzá es plana e insípida – el pan de la rendición.
Normalmente, tememos aniquilar nuestros egos, porque pensamos que nos perderemos. En Pesaj comemos la Matzá, eliminamos nuestros egos y nos encontramos – nos encontramos a nosotros mismos- nuestro verdadero ser.
Esta noche es diferente de todas las otras noches, porque en esta noche nos permitimos salir, liberar nuestras almas para seguir a Di-s sin vergüenza. Decimos: “No puedo entender lo que esto significa, pero tengo un alma judía, y de algún modo ésa es la capa más profunda de mi identidad.”
Ese alma es el niño inocente dentro de nosotros que está esperando ser libre. Este Pesaj, permitámosle a ese niño cantar:
Ma Nishtana Halaila Haze…
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