Estimados lectores:

Se acercan las vacaciones y en estos últimos días del año laboral solo pensamos en el descanso. Durante la semana trabajamos mientras esperamos el fin de semana; durante el año, esperamos las vacaciones y durante la vida esperamos el retiro y la jubilación. El descanso como objetivo, el trabajo como una pesada carga.

Iaacov trabajó muy duro durante veintiún años en lo de su suegro para poder formar una familia y logró acumular grandes riquezas al salir de Jarán. Después de hacer las paces con su hermano Esav llego el momento de descansar, Vaiesheb Iaacov “y se sentó Iaacov”. Pero Rashi nos dice que los tzadikim no deben descansar nunca y que cuando Hashem vio que Iaacov se disponía a descansar, su hijo Iosef desaparece sin dejar rastros, vendido por sus hermanos lo que le provoca un inmenso dolor a Iaacov.

¿Esta tan mal descansar? ¿ Por querer relajarse castigó Hashem a Iaacov?

Lo único que nos permite crecer como seres humanos son los desafíos. Muchas veces estos vienen acompañados de dolor, pero sin ellos no creceríamos. El dolor nos ayuda a superarnos y a crecer. Un patriarca como Iaacov, debía aspirar siempre a crecer más, y aun cuando su intención era aprovechar la tranquilidad para poder dedicarse de lleno a la vida espiritual sin tribulaciones, Di-s le demostró que este mundo no es para estar tranquilos y relajados.

Los tzadikim aspiran la era mesiánica de paz y armonía, para que podamos dedicarnos a conocer a Di-s. Mientras tanto, debemos superar con alegría los desafíos que la vida nos presenta y saber que para eso estamos aquí.

¡Shabat shalom!

Rabino Eli Levy