Rabí Iejezkel Landau, quien ingresó a la inmortalidad merced su obra cumbre, el Nodá BiIehudá, nació en una pequeña ciudad polaca, Opatov.
Ya antes de su Bar Mitzvá, Iejezkel había logrado la admiración de los más eminentes Sabios judíos, y sus conocimientos crecían a pasos agigantados.
A los 14 años Iejezkel fue enviado a la ciudad de Brodi, por aquel entonces un poderoso centro judaico. Allí se sumergió en el vasto mar del Talmud y la Halajá -Ley Judía-, intercambiando opiniones en esas disciplinas con los Rabinos conductores de la judeidad europea.
Rabí Iejezkel no había cumplido los 20 años cuando fue nombrado Rosh Av Beit Din -Jefe del Tribunal Rabínico- de la ciudad de Brodi. Este era un honor que en muy raras ocasiones era conferido a un sabio tan joven.
Rabí Iejezkel ocupó este cargo, bajo el título de Daián -Juez-, durante once años.
Sus dictámenes fueron aceptados sin discusión y su palabra era autoridad máxima, reconocida unánimemente por toda la judería.
Las preguntas que le fueran formuladas, junto a sus respuestas, son aquellas que dieron cuerpo a su extraordinaria Responsa conocida bajo el nombre de Nodá BiIehudá, nombre con el que en el ambiente de las Ieshivot se conoce también a su autor.
De Brodi, Rabí Iejezkel fue llamado a ocupar el cargo de Rabino de la ciudad de Yampol (en el año 1745).
Rabí Iejezkel Landau falleció en el año 1793, a los 80 años. Su muerte fue una pérdida irreparable no sólo para la judería de Praga -para quienes fue Rabino, maestro y guía espiritual- sino también para toda la judeidad europea.
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