Pregunta:
Estoy perturbado por la manera extrovertida en la que se celebra Janucá en estos días. Encendidos públicos de la Menorá, enormes Menorot en shoppings. Menorot sobre los techos de los autos. En mis tiempos los judíos sabían que era mejor mantenerse tranquilo y no llamar la atención. ¿No estamos acaso de este modo, llamando a ser atacados?
Respuesta:
Todas las religiones desean cambiar el mundo. Hay dos modos de hacerlo. Una es convirtiendo al mundo en lo que tú eres. El fuego dentro de tu alma es tan ardiente que desea esparcirse y devorar al mundo entero con su pasión. La otra manera implica ser tú mismo, vivir orgulloso de tus principios, y por ende influir a otros a mejorar como tú. La luz de tu alma brilla tan intensamente que ilumina al mundo que está a tu alrededor.El modo judío comprende el segundo camino, el camino de esparcir luz. No buscamos convertir a otros al judaismo, sino más bien lograr que el hecho de vivir nuestro judaismo con orgullo y de manera pública, logre influir e iluminar a otros haciendo que ellos mejoren sin cambiar su manera de ser.
Los principios morales básicos del judaismo son universales: el valor sagrado de la vida, la santidad del matrimonio, el valor de cada individuo, y la Fuente Divina del bien y el mal. No compartir esta luz con el mundo sería actuar de manera egoísta.
El judío es llamado a ser una Menorá viviente, debe ser una luz para el afuera. La luz no se impone a su alrededor, ilumina sus derredores, permitiendo a todos poder ver el maravilloso modo de vida que les ha sido entregado.
A través de la historia, los judíos han tenido que vivir la mayor parte del tiempo refugiándose. La Menorá debía mantenerse puertas adentro, temiendo a las hostiles naciones que los rodeaban. Hoy por primera vez en la historia, un mundo confundido está preparado para oír el mensaje de los judíos. El mundo nunca estuvo más sediento de una fuente clara de moralidad como lo está en la actualidad. Ahora es el momento en el que la luz de la Menorá debe ser puesta en todas las calles para ser vista por todos.
En un mundo donde la confrontación religiosa ha alcanzado proporciones mundiales, la luz de la Menorá que brilla intensamente, salvará literalmente nuestro planeta.
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