Estimados lectores:
A nuestro Abraham las cosas no le salían bien.
Se enfrentó contra su padre, se peleó con él, lo buscaba el rey de su pueblo por revolucionario. Emigró de su país para cumplir la voluntad de Hashem y en la tierra de Canaan lo azotó la sequía y el hambre. Quiso ocultar a su esposa y lo descubrieron.
Cuando su vida finalmente se acomodó económicamente, tuvo que salir a la guerra. Y por encima de todo la angustia de no poder ver hijos propios.
Con todo eso, nuestro padre Abraham es el que abre los canales de la fe para todos sus futuros descendientes.
- Rab, ¿Por qué todo me sale mal? Yo rezó, pido de corazón, y las cosas no salen como yo quiero- me preguntan con frecuencia.
Tenemos planes para nuestra vida, para nuestro futuro y no estamos dispuestos a tolerar interferencias en nuestro plan. ¿Por qué todo me sale al revés de lo planeado?
En ningún momento Abraham se queja o rezonga, simplemente acepta lo que Hashem y la vida le ponen adelante. Al final de su vida Abraham es colmado de riquezas y descendientes, pero el camino no le fue fácil.
El que tiene fe en Hashem sabe que la parte más complicada es cuando las cosas no salen como uno espera, pero a veces lo que Hashem tiene guardado para nosotros, es mucho mejor que nuestro plan original inclusive.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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