El Rambam Escribe (Hiljot Teshuvá 87): Teshuvá sirve para acercar a D-os a aquellos que se han distanciado. Antes de su arrepentimiento, el pecador ha sido considerado despreciable ante D-os. Y ahora, cuando se arrepiente, es amado, precioso, cercano a D-os, un amigo.

¡Cuán exaltada es la virtud de teshuvá! Ayer el pecador estaba separado del D-os de Israel, como el verso indica: "Tus pecados os separan de tu Señor." (Yeshayahu 59:2) Él llama y no se le responde, como el verso indica: "Aún cuando reces de manera abundante, no escucho." (ibid. 1:15) Cumple las mitzvot y se las tiran en la cara, como el verso indica: "¿Quién te lo ha pedido, que pisotearas Mi patio?" (ibid. 1:12)

Pero hoy, la misma persona se une a la Shejiná, como el verso indica: "Y tú que te unes a D-os, tu Señor." (Devarim 4:4) Él llama y se le responde de inmediato, como el verso indica: "Y sucederá que aún antes de que llamen, les responderé. (Yeshayahu 65:24) "Cumple las mitzvos y serán aceptadas con gracia y placer, como el verso indica: "Porque D-os ya ha deseado vuestras acciones." (Kohelet 9:7)

Todos los Profetas aconsejaron arrepentimiento. Israel puede ser redimido únicamente mediante el arrepentimiento. La Torá promete que todo Israel está destinado a arrepentirse finalmente y será redimido de inmediato, como el verso lo indica: "Y será cuando todos estos eventos se produzcan... y volveréis a D-os, vuestro Señor. . . y D-os vuestro Señor devolverá vuestro remanente, Él tendrá felicidad por vosotros y os reunirá de entre los pueblos entre los que os dispersó." (Devarim 30:1)

Los Sabios también hablan sobre la grandeza del arrepentimiento:

En un lugar en el que los ba'alei teshuvá (penitentes) se paran, ni siquiera los totalmente justos pueden pararse (Berajot 34a).

El arrepentimiento es grandioso, ya que a través de éste hasta los pecados deliberados son transformados en fuentes de mérito (Yoma 81 a). El arrepentimiento es grandioso, ya que nulifica del hombre el decreto Divino (Rosh Hashaná 17)

Las puertas de la plegaria están a veces abiertas y a veces cerradas. Pero las puertas del arrepentimiento siempre están abiertas (Devarim Rabá 2).

Le preguntaron a La Sabiduría: ¿Cuál es el castigo del pecador? Esta replicó: "La maldad persigue a los pecados " (Mishlei 13:21). Le preguntaron al Santo, Bendito Sea (y D-os replicó): Dejadlo arrepentirse (Talmud Yerushalmi, Makot 2).

El que se arrepiente es considerado como alguien que ascendió a Jerusalem, construyó el Beis Ha-Mikdash, erigió el altar, y ofreció los sacrificios especificados en la Torá (Vayikra Rabá 7).

El poder del arrepentimiento es tan grande que si uno meramente piensa en arrepentirse, de inmediato asciende [a un nivel más alto] ... no al primero o al segundo firmamento, sino a la presencia del Trono de Gloria (Pesikta Rabasi 44).

Venga y vea el poder del arrepentimiento, ya que hace al hombre soberano en el mundo, pone coronas a su cabeza, cura sus enfermedades, y lo salva de la angustia y el dolor (Tanna d'Vei Eliyahu Rabá 18).

R. Eliezer enseñó: El primer día [después de su pecado], Adám entró a las aguas del Gishon hasta que le llegó el agua a su cuello. Ayunó allí durante siete semanas hasta que su cuerpo se convirtió como en un tamiz, y dijo: Señor del mundo, saca el pecado de mí, acepta mi teshuvá de manera que todas las generaciones aprendan que hay penitencia (Pirkei d' R.Eliezer).

Si deseas comprender el poder del arrepentimiento, ven y ve a Ajav, Rey de Israel. Cometió muchos pecados -robó, envidió y asesinó, como el verso indica: "¿Pretendes matar y también heredar?" (Melajim 1 21:1 9) Luego se arrepintió y le pidió a Yehoshafat, rey de Yehuda, que le diese cuarenta [treinta y nueve] azotes cada día. Ayunó y rezó en la mañana y en la noche, dedicando su tiempo al estudio de la Torá. No volvió a sus malas acciones y su arrepentimiento fue aceptado, como el verso (ibid.) testifica: "¿Habéis visto cómo se ha humillado ante Mí? Porque se ha humillado ante Mí, no traeré mal a sus días " (Pirkei d' R. Eliezer).