Finalmente Andrew y Sharon se comprometieron y me preguntaron si, siendo su rabino de Jabad en Bel Air, California, podía oficiar en su ceremonia de casamiento fijada para el 5 de diciembre de 2004. Me alegré por ellos y les contesté que me sentía honrado y que, por supuesto, oficiaría siempre y cuando cumplieran los requisitos básicos de un casamiento judío:

Que ambos contrayentes sean judíos.

Que la novia concurriese a la mikve antes del casamiento.

Que la comida que se sirviese en el casamiento fuera kasher.

Que ninguno de los contrayentes estuviese actualmente casado con otra persona. De ser así, debería obtener un Guet (divorcio judío).

Ambos sonrieron y estaban felices porque ahora nada se interponía en sus planes. La boda fue fijada tal como planeado hasta que...

Durante una conversación privada Sharon me confió que ella había estado casada con un judío (a quien se refería como el ‘error’), pero que había sido solamente por seis horas y que, debido a los terribles actos cometidos por el ‘error’ el juzgado inmediatamente falló anulando el matrimonio.

Sentía que se me anudaba el estómago. ¿Cómo le digo lo que no va a querer escuchar? Empecé diciéndole: “comprenderás que lo que te voy a decir podrá sorprenderte, pero va a ser necesario que obtengas un Guet. No importa si estuviste casada seis horas o seis años, sigue considerándose como un matrimonio”.

“¡Pero el juzgado anuló mi matrimonio! Rabino, le pido que comprenda, fue un error”!

Sharon, quien jamás quiso volver sobre su pasado y menos aún tener contacto con el “error”, no podía creer lo que le estaba diciendo. Volví a repetirle que quería oficiar en su boda, pero que comprendiera que no podía hacerlo hasta que no obtuviera el Guet.

“Rabino ¿qué pasa si no puedo ubicar al ‘error’? ¿Quedo condenada para siempre?”

“Por favor, no nos basemos en esperanzas equivocadas. Voy a estar apoyándote. Vamos a contactar a los Tribunales Rabínicos de Los Ángeles y ellos nos ayudarán a resolver este problema.”

Le expliqué tanto a Sharon como a Andrew que nada sucede sin un motivo. El hecho que hoy Sharon necesite un Guet nos demuestra que en su vida sucedió algo importante, incluso si solamente duró seis horas.

Sharon no quería que su boda se suspendiera por su ‘error’. Continuó planificando la boda y la luna de miel.

Finalmente, después de asistir algunas semanas a los Tribunales Rabínicos de Los Ángeles, Sharon fue liberada del ‘error’, hasta que los Tribunales le dijeron que “ahora que has obtenido el Guet te vas a poder casar, pero no antes de 92 días a partir de la fecha“. ¿Qué? Sharon y Andrew me llamaron inmediatamente. ¿Están locos? ¿Esto es cierto? ¿No vas a oficiar en nuestra boda el 5 de diciembre?

Tranquilamente les expliqué la ley judía y traté de razonar con ellos el motivo por el cual hay una espera de 92 días. Pero en lo único que ellos podían pensar era en sus planes de casamiento y luna de miel. Durante días siguieron sin comprender porqué debían esperar hasta el 5 de enero de 2005 para poder casarse.

Unos días más tarde Andrew y Sharon me comunicaron que querían celebrar su casamiento ante los ojos de D-os, como corresponde, de modo que empezaron a replantear su boda para fines de enero.

Pero, en lo más recóndito de su pensamiento, seguían sin comprender porqué D-os estaba retrasando su casamiento. Bueno, hasta el 26 de diciembre. Esa era la fecha en la que Andrew y Sharon debían de haber estado en los últimos días de las tres semanas de su luna de miel, en los famosos hoteles Kaafu Atoli Maldives, en la isla Lankanfushi.

Su habitación del hotel habría sido arrasada por el tsunami.

Sharon y Andrew celebraron “su milagro” el 1º de enero, con un Kidush especial en nuestro templo.

Y, como dijo Andrew: “el mejor consejo que el Rabino nos pudo haber dado fue ¡cumplan con las leyes de la Torá de D-os, verán que va a ser una bendición para ustedes!“

Andrew y Sharon se casaron el 23 de enero de 2005. Que D-os los bendiga y que juntos disfruten de muchos años de felicidad y salud.