Rabí Akiva comprendió que algo verdaderamente raro estaba pasando. Le ordenó al hombre que se detuviera y le pidió que le explicara quién era y qué estaba haciendo.
La bendición del Rav fue cumplida. Rab Huna se hizo muy rico. No le faltaba nada. Inmediatamente llegó la época de su hijo, Rabá, casarse. La boda fue un gran y magnífico evento.
Dice le Talmud: "De acuerdo al esfuerzo así es la paga".
Al llegar a su hogar ordenó a su esposa preparar la mesa para comer. "Pero no tenemos nada de alimento en casa. ¡Esperaba tu llegada para que me dieras algunas monedas para ir al mercado!" -dijo la mujer sorprendida...
Rabi Moshé preguntó a su amigo sobre su vida, su familia, sus viajes. Biniamín contestó a todo pero no pudo contenerse y preguntar: “Rabi Moshé, ¿qué está haciendo aquí solo, en esta cueva en el desierto?”
Un hombre viajaba por el desierto hambriento, sediento y cansado cuando se encontró con un árbol que proporcionaba abundante sombra y frutas deliciosas.