Era tarde en el Sexto Día desde que D-os había empezado la Creación del Mundo. Todo estaba listo ahora, o casi todo. El sol brillaba en el cielo azul, y sus rayos se reflejaban juguetonamente en las transparentes aguas de los ríos, las quebradas y los lagos allá abajo. Los prados estaban verdes con pasto tierno. Los pájaros revoloteaban alegremente en el aire. Los bosques estaban llenos de ardillas y conejos, y toda clase de animales, pequeños y grandes …

Pero los animales no tenían inteligencia ni podían saber cómo habían llegado a existir y quién los había creado. Y así D-os decidió a crear la última y más maravillosa criatura, una criatura que pudiese pensar, hablar y hacer cosas maravillosas. Esta criatura fue el hombre.

Cuando Adán abrió sus ojos y vio el bello mundo a su alrededor, supo de inmediato que D-os había creado el mundo, y a él también. Las primeras palabras de Adán fueron “D-os es el Rey por siempre!" y el eco de su voz recorrió el mundo.

"Ahora todo el mundo sabrá que soy el Rey," dijo D-os, y estaba muy complacido.

Ésta fue la primera Rosh Hashaná --¡el primer Año Nuevo! Era el nacimiento del hombre y el Día de la Coronación del Rey de reyes!

"Ahora, veamos … ¿qué hacen los reyes el Día de su Coronación?" se preguntó. "Hacen del día un festival. Los leales súbditos se agrupan en todo lado para expresar su amor y lealtad al rey. Suenan las trompetas y gritan '¡Larga vida al Rey!' El rey está lleno de amor por su súbditos y les otorga muchos favores y honores. Hasta perdona a los hombres malos que han actuado contra sus deseos, si piden perdón. ¡Sí! ¡Eso es lo que hacen reyes el Día de su Coronación! ¡Eso es lo que haré!"

Y así D-os hizo de Rosh Hashaná un festival solemne. Nos reunimos en las sinagogas, tocamos el shofar, y expresamos nuestro amor por nuestro Rey y Padre en el cielo. Y D-os está muy complacido y es amable con todos nosotros, y nos otorga un feliz Año Nuevo.