Iom Kipur tiene un poder especial, ya que “se arrepienta uno o no se arrepienta, Iom Kipur expía.” Para citar a Rambam,  “La esencia del día expía.”

La expiación no es simplemente evitar el castigo, sino purificar el alma-”’kapara’ es una expresión de ‘restregar,’ sacar restregando el sucio del pecado.” La “esencia del día” logra dos cosas: cancelación del castigo y remoción de las “manchas” y la “suciedad.”

Iom Kipur tiene el poder de purificar (aún si presumiblemente esto requiere arrepentimiento) porque entonces se revela el vínculo entre la esencia del alma y la esencia de Di-s. Este vínculo no es creado por el servicio humano, sino que existe naturalmente: la esencia del alma es literalmente parte de Di-s, lo que “Cuelga de ti y se te une... el único pueblo que afirma Tu unicidad.” Al igual que este vínculo no es formado por el servicio humano, así también no es debilitada ni manchada por el pecado.

Claramente, entonces, cuando el vínculo entre Di-s y el pueblo judío se revela, todas las “manchas” son anuladas automáticamente, ya que en esos niveles manchados por el pecado, la expiación requiere arrepentimiento, lo que anula todo lo que se oponga a la unión con la Divinidad. La expiación de Iom Kipur, sin embargo, es lograda revelando el nivel del alma que el pecado no puede afectar ni dañar, para empezar.

(Likutei Sijot, vol. 4, p. 1149)