“Y por el pecado que cometimos contra Ti involuntariamente o voluntariamente.” El pecado es de hecho cometido involuntariamente; sin embargo, está arraigado en la voluntad. A todo judío se le ha dado la capacidad de superar todo impedimento y obstáculo para la Torá y el servicio espiritual, y únicamente con el debilitamiento de la voluntad gana el pecado.

Después de que una persona está involucrada en una búsqueda interna durante los días de selijot, Rosh Hashaná, los Diez Días de Arrepentimiento y la víspera de Iom Kipur, llega al entendimiento de que la causa para el pecado es la voluntad.

(Igrot Kodesh Admor Haraiatz, vol. 2, p. 430)