Estimados lectores:

El momento clave de Rosh Hashaná es escuchar el Shofar, es la mitzvá más importante del día.

El primer origen y uno de los motivos centrales de esta mitzvá es recordarnos el “Sacrificio de Itzjak”, aquel momento en que nuestro patriarca Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo por orden divina y en el minuto 90´ no lo hizo, si lo hubiera hecho hoy no existiríamos ningunos de los hijos de Israel.

Si bien era una gran prueba par Abraham, en el contexto histórico y el lugar, era bastante común sacrificar a los hijos para congraciarse con los dioses. El sacrificio humano estuvo presente en casi todas las culturas antiguas, desde los aztecas hasta los vikingos, y todo lo que hay en el medio.

Cuando en ángel de Di-s le señala un carnero atorado con sus cuernos en lugar de matar a un humano, le está indicando a Abraham que esta tradición de sacrificar humanos, debe terminar. Por eso tocamos el shofar con el cuerno de un carnero para recordar que fuimos los pioneros en abolir los sacrificios humanos y que gracias a eso estamos todos vivos comiendo guefilte fish y torta de miel.

Creo que el mensaje de estos días tiene que ver con esto, sabemos que debemos pedir perdón a Di-s por los errores que hicimos, pero Di-s no nos perdona hasta que no resolvamos los conflictos con otras personas (primero “Bein Adam leJaberó” y luego “Bein Adam Lemakom”).

Suele pasar en las fiestas, y en muchos momentos de la vida, que en nombre de Di-s, “sacrificamos” al prójimo, a nuestros hijos, a nuestra pareja. “¿Por qué nadie compró granada?” “Moishe, me sacó la Aliá a la Torá que yo quería” “Los Goldberg no nos mandaron Cartis Beraja, el año que viene no le mandamos nada”.

El Shofar nos enseña que, antes que nada, para servir a Di-s no es necesario sacrificar humanos, empezando por casa. Si logramos tomarnos todo con amor al prójimo, con generosidad, con dulzura, sin enojos, celos, rencores (lamentablemente el Satan, hace que estas cosas pasen en las fiestas) Hashem nos dará de la misma forma.

¡Ketivá VeJatimá Tova! ¡A gut Gebenchte Ior!

Que sean inscritos y sellados en el libro de la vida, para un año bueno y dulce.

Rabino Eli Levy