Bsd.

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8. Sobre el capítulo [de nuestra Sección Semanal que comienza con las palabras:] "Avraham era anciano"1 , [el que narra los pormenores de los eventos que confluyeron en la boda de Itzjak con Rivká,] nuestros Sabios señalan2 : "La charla de los sirvientes de la casa de los Patriarcas es mejor que las enseñanzas de los hijos". Esto se debe a que varios elementos que hacen al cuerpo de la Torá se derivan de apenas una letra [que en apariencia está] de más, o metodologías análogas –es decir, que [las mitzvot y leyes de la Torá, que son] "las enseñanzas de los hijos", fueron enunciadas en forma sucinta y por vía de alusiones3 (de hecho, la diferencia entre la Torá Escrita, [el Pentateuco,] y la Torá Oral, [el Talmud y el Midrash,] radica en que esta última se extiende [en sus explicaciones,] y pormenoriza [los conceptos,] mientras que la primera se caracteriza por su síntesis y [sus numerosos componentes expresados apenas con] insinuaciones)– en tanto que "la charla de los sirvientes de la casa de los Patriarcas", [que es parte de la Torá Escrita,] es extensa y se detiene en detalles.

Es más. [A veces] un tema, como la historia de Eliézer, el sirviente de Avraham, se reitera [por completo] en dos o tres ocasiones: Primero, la Torá cuenta lo que Avraham dijo a Eliézer y todo lo que le sucedió [a este último a raíz de la misión que su amo, Avraham, le encomendara], y luego este relato se repite una vez más [con lujo de detalles] cuando Eliézer cuenta lo que le dijo Avraham y lo que a él le sucedió.

9. Si bien el motivo de esta diferencia [entre la exposición de "la charla de los sirvientes" y "las enseñanzas de los hijos"] responde a que "es mejor la charla de los sirvientes de la casa de los Patriarcas…", dado que este [extenso, pormenorizado y reiterativo] relato trata [precisamente] acerca de un compromiso y casamiento, de ello se desprende que más allá de la importancia que tiene la "charla de los sirvientes de la casa de los Patriarcas", la Torá pretende señalar [con esto] la importancia de una boda [judía].

La explicación del concepto es la siguiente:

Cuando un judío se propone erigir un hogar en el seno del Pueblo de Israel, se trata de un hogar eterno, pues éste lo construye basado en la Torá, que es una Torá de Vida entregada por Aquel que Vive desde siempre y por siempre. Así, la consecuencia es que4 : "Ustedes, los que están apegados a Di-s, vuestro Señor, están todos vivos hoy"; el hogar que el judío erige es eterno [como lo es Di-s], y sólo en ese caso es ésta una vida verdadera5 [en el sentido más pleno de la palabra].

Es por ello que está escrito6 que lo que Eliézer entregó a Rivká, "un aro de oro de un béka ('medio shékel') de peso" y "dos brazaletes de oro de diez shékel de peso" fue en concepto de kidushín. El "aro de oro de medio shékel" representaba la mitzvá del "medio shekel"7 cuyo monto era el de "un béka por cabeza", [o sea,] la mitzvá de tzedaká, que "engloba a todas las mitzvot"8 ; y los "dos brazaletes de diez shékel" eran una alusión a las dos Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, que encapsulan a "toda la Torá"9 que los judíos aceptaron con kabalat ol –sumisión absoluta a Di-s–, pues antepusieron naasé –haremos– a nishmá –escucharemos–10 . De hecho, el fundamento sobre el cual se debe construir un hogar judío es [precisamente] kabalat ol –la aceptación absoluta del yugo Divino–.

10. Eliézer entregó [a Rivká] "dos brazaletes" en alusión a las dos Tablas de la Ley, pues en ellas los Diez Mandamientos estaban grabados y no escritos. La explicación del concepto es la siguiente:

La Torá Escrita está confeccionada con "letras escritas" con tinta sobre pergamino. Esto significa que la tinta y el pergamino son inicialmente elementos independientes uno del otro, y la Torá Escrita [resulta y] se compone de la unión entre ambos.

También en cuanto a la Torá Oral hallamos dos aspectos: La "palabra" de Torá, y la persona que la estudia; esta última, de por sí, es [una entidad] independiente de la Torá.

En contraste, las letras de los Diez Mandamientos están grabadas sobre las Tablas de la Ley. Las Tablas no eran algo separado de los Diez Mandamientos sino, más bien, de ellas y en ellas se confeccionaron sus letras.

El concepto de "letras grabadas", aplicado a la esfera del servicio [diario] a Di-s [por parte del judío], se interpreta conforme lo explica la Guemará11 , que una vez que la persona lo merece, [es decir, tras invertir mucha dedicación y esfuerzo en el estudio de la Torá,] la Torá pasa a llamarse "su Torá", [o sea, ya no se trata de dos entidades independientes sino que] él y la Torá conforman [ahora] una entidad [indivisible].

Fue precisamente por este motivo que Eliézer entregó [a Rivká dos] brazaletes en alusión a las Tablas [de la Ley]. Su intención era transmitir que en un hogar judío que se erige sobre los fundamentos de la Torá y sus mitzvot, no basta con la mera observancia de las mitzvot [doblegándose a sí mismo] con total sumisión –kabalat ol–, pues en un estado tal la Torá y la persona continúan siendo entes, si bien correspondientes, pero independientes; más bien, se debe procurar que el judío y la Torá se transformen en una sola cosa, "haciendo de uno mismo Torá"12 . El individuo debe unirse al "Yo soy Di-s, tu Señor", y al resto de los Mandamientos, al grado de que él y estos se combinan en una única entidad.

11. Esto explica por qué "La charla de los sirvientes de la casa de los Patriarcas es mejor que las enseñanzas (la Torá) de los hijos", algo que encontramos también en el ámbito de una boda: Con "los sirvientes de los Patriarcas" se alude a [el servicio a Di-s llevado a cabo con] kabalat ol, [sumisión, tal como el sirviente obedece las órdenes de su amo sin prestar atención a su propio razonamiento y emociones]: también el matrimonio es un "edificio" que se sostiene sobre los fundamentos de la Torá y las mitzvot [conforme se explicara antes] consumados con kabalat ol, [o sea, sin introducir motivaciones personales fuera de la de satisfacer la Voluntad Divina, por lo que no hay dos entidades –una que ordena y otra que cumple porque 'entiende' o 'siente'– sino que la fusión es absoluta,] a modo de "letras grabadas". Y éste es un aspecto fundamental en "las enseñanzas de los hijos".

Cuando está presente el concepto de entrega incondicional a Di-s [trascendiendo la voluntad y gusto personal del individuo], kabalat ol, al colocarse los fundamentos [de la vida judía], y éste se recalca extensamente y en detalle una y otra vez, entonces [y sólo entonces,] "la Torá de los hijos" –los pormenores de las halajot–, pueden ser expuestos en forma somera y [sin más que] con insinuaciones [y con ello basta].

[En el Zohar] está escrito13 que "Di-s fijó Su mirada en la Torá y creó el mundo, mientras que los hombres miran en la Torá [y se comportan conforme sus directivas,] y [de ese modo] sostienen el mundo"14 .

El fundamento de la Creación [por parte de Di-s] es la Torá. Por lo tanto, lo propio es válido en [el ámbito privado de] cada persona, en cuanto a su propio "mundo": Cuando el judío fija su mirada en la Torá [a conciencia y en profundidad] –y lo hace [reconociendo que la observancia de la Torá y las mitzvot debe ser] con kabalat ol del modo que corresponde a un edificio eterno– el "mundo" [suyo] es [re]creado y se sostiene [de manera perpetua], de tal modo que el hogar que está construyendo será eterno, y [sus enseñanzas y ejemplo de vida] jamás caerán en el olvido en sus hijos y en los hijos de estos, y [se verá recompensado] con generaciones rectas y bendecidas.