He estado completamente estresada por la próxima Bat Mitzvá de mi hija. No recuerdo haber pasado por esto con la mayor, pero seguro que lo hice. Tengo un poco de amnesia cuando se trata de estas cosas. Olvido cuánto trabajo y ansiedad pasé, por lo que cuando sucede de nuevo me largo dispuesta, sin recordar que me prometí a mi misma que nunca, nunca más, iba a aceptar manejar tanto yo sola. Así que, no es necesario decirlo, aquí estoy. De nuevo.

No es tanto toda la logística (que es mucha) de organizar una comida en la sinagoga luego de los servicios y otra en la fiesta. Es algo más. He estado llena de culpa de que ella no esté lo suficientemente preparada. Que no haya aprendido lo suficiente. Que no haya integrado lo suficiente lo que significa su Bat Mitzvá.

Entonces se me ocurrió el otro día cuán perjudicial ha sido esta forma de pensar. Por supuesto que mi hija debería tomar seriamente este día transformador de su vida. Por supuesto que se debe preparar. Por supuesto que se debe enfocar en aprender y crecer. Pero parte de mi culpa, temor y estrés es tratar a este día como si fuera una fecha límite. Como si este día de Bat Mitzvá culminara todo, y todo tiene que ser terminado y estar listo para este gran día.

Para muchos, el día del Bar o Bat Mitzvá se compara con una graduación. Es ese sentimiento de que has terminado. Que has alcanzado tu objetivo. Que todo hasta este punto, todas las clases, tutoriales, aprendizajes y preparaciones han sido solo para este gran día. Y una vez que pase el día, se terminó. Finalizamos.

Quiero que la Bat Mitzvá de mi hija sea un evento hermoso. Pero por sobre todo quiero y necesito que sepa que esto no es el final de nada; es solo el comienzo. No es su último día en su vida como mujer judía, sino que es solo el comienzo. Hasta ahora ha sido solo un ensayo; desde el Bat Mitzvá en adelante es real. Y aunque sea solo una niña de 12 años, el judaísmo la considera ahora como una adulta. Ella será responsable por sus pensamientos, palabras y acciones.

Y aunque es muy fácil quedar atrapado en los detalles de la fiesta (si, ahora me estoy hablando a mi misma), la fiesta no es el bat mitzvá. La Bat Mitzvá sucede con o sin la fiesta. Sucede con o sin su participación. La Bat Mitzvá sucede por haber cumplido doce años. Su Bat Mitzvá marca el tomar su pasado, su niñez, y usarlos para catapultar su presente, con un foco en el futuro. Este es un proceso de toda la vida. No es algo que sucede en un día, o que es representado por un día.

Nos concentramos mucho en los días grandes. Y con razón. Son días importantes. Pero no podemos olvidar que esos días no incluyen todo. Siempre deberían representar un comienzo, no un fin. Sí, el nacimiento es el fin del embarazo. Pero la mira está en la nueva vida, el comienzo. Es por esto por lo que siempre me río cuando alguien me dice que no puede esperar la hora del nacimiento, porque allí termina la parte más difícil. Pero yo pienso: la parte más difícil aún no ha comenzado.

Así también con una boda. Por supuesto que la boda debe ser hermosa. Por supuesto que hay que poner esfuerzo en asegurarse que el día sea especial y sagrado. Pero si se pone más atención en la boda que en el matrimonio, la situación es triste. La boda es el comienzo. Solo el comienzo.

Estoy intentando que este sea mi nuevo enfoque. Finalmente llegó la semana. La Bat Mitzvá es este Shabat. Y queda mucho por hacer. Pero ¿no es ese el punto? Siempre debería de haber más para hacer. Siempre debería haber algo no completado que nos motive a hacer más. De una forma u otra, la reunión se va a realizar. Dudo que alguien pase hambre, aunque no pueda hacer las diez tortas que esperaba hacer. Pero lo que no puedo olvidar es el mensaje que quiero y necesito que tenga mi hija.

Este es su comienzo. Su punto de partida. Por más preparada que espero que esté, este es solo su primer paso. Su Bat Mitzvá es su momento para brillar. Es su momento para ser una estrella. Pero la mañana siguiente es lo que realmente cuenta. Cuando se levante como una mujer judía. Cuando se levante como una bat mitzvá. Y cuando reconozca que todo el aprendizaje y desarrollo solo continuará y aumentará.

¡Mazal Tov, Nessia!