De la misma forma durante los últimos 231 veranos, la familia Rice se une a los millones de Estadounidenses que celebran el aniversario de la independencia de EE.UU. mirando los fuegos artificiales en el cielo (OK, en realidad no lo hicimos durante tantos años pero así se siente). Oímos los cohetes silbar en el aire, y esperamos en suspenso las hermosas representaciones y los brillantes colores estallar en el cielo. El único problema es que son extremadamente fugaces. Un segundo o dos y se van.
Este año, sin embargo, tuve una experiencia muy especial. Los fuegos artificiales duraron. De hecho todavía están allí, brillantes y coloridos, dando vueltas en el cielo. Déjenme explicar cómo sucedió.
Miramos la exhibición como cada año. Y retornamos a través de la multitud nuestro alejado (para evitar el trafico) estacionamiento. Llegamos al coche. De repente un inesperado fuego artificial entró en el asiento trasero, a través de la voz de mi hijo de diez años, Iehudah.
“Saben, realmente podemos aprender una lección de los fuegos artificiales”, sugirió seriamente. ¡Bum! Esto si fue una brillante y colorida explosión. De vez en cuando Jugamos este juego en el coche. Se basa en la enseñanza del Baal Shem Tov:
De todo lo que vemos y oímos, debemos aprender una lección en el servicio a Di-s.
Pero sinceramente no estaba de humor en ese momento para sugerir el juego. Pero cuando mi hijo emergió con la sugerencia, chispas volaron hacia mi corazón. Él lo sugería. A todos se nos ocurrieron distintas ideas y pensamientos. Y entonces otro inesperado fuego artificial vino de mi hija, Mushky.
“Quizá es como hacer una Mitzvá,” propuso. “Estudiamos Tora y hacemos buenos acciones en este mundo, pero no vemos la luminosidad que creamos. Pero, cuando nuestras acciones alcanzan los cielos, estallan como los fuegos artificiales. Puedes ver los maravillosos colores y diseños. Es hermoso. “
¡BUM! Otro chispazo iluminó mi corazón. Estuve a punto de preguntarle de quien oyó esta asombrosa explicación, cuando me doy cuenta que ella llego a esa conclusión por sus propios medios, ahí mismo en el asiento trasero del coche.
¿Entonces, qué lecciones aprendimos?
Número uno: Hable con sus hijos sobre relevantes lecciones morales en la vida. Escuchan. Y les demuestra lo que usted considera importante. Ésta es la mejor inversión que usted puede hacer, con grandes beneficios. Éstos son los fuegos artificiales que duran.
Número dos: Mantenga los ojos abiertos a las muchas lecciones que Di-s puede enseñarle. Es una maravillosa oportunidad de encontrar luz en lugares impensados. Eleva la vida.
Y número tres: Recuerde que la vida es una exposición de fuegos artificiales. Invertimos mucho tiempo y esfuerzo en crear el cohete. De hecho, nuestra vida entera se dedica a este esfuerzo. No siempre vemos los fuegos artificiales; como explican los maestros Jasidicos, si experimentaríamos la enorme luz generada por una sola acción positiva, no tendríamos más libre albedrío. Sería obvio y obligatorio seguir el único camino. Y justamente el hecho de que elegimos, a pesar de que no lo vemos, es lo que le da valor a nuestra elección. Pero sepa, que cada acto positivo que hacemos crea una iluminación cósmica maravillosa.
El placer en el reino espiritual se basa en las acciones positivas que hacemos aquí. Nosotros hacemos el trabajo, y los ángeles en cielo miran el show. ¿Cómo lo sé? Mi hija me lo dijo.
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